Comer, tener sexo, beber alcohol, ninguno de estos placeres satisface tanto como fumar. La intensidad de placer que la adicción al cigarrillo produce en el cerebro humano es superior a cualquier otra, incluso comer, que es una necesidad primaria.
En términos químicos, la nicotina contenida en cada cigarrillo produce dopamina, un neurotransmisor encargado de provocar la sensación de placer en el cerebro. El problema o, mejor dicho, la adicción empieza cuando el cerebro desea más dopamina y para conseguirlo necesita fumar más; si no lo consigue, genera el efecto opuesto: ansiedad.
Ottoniel Sánchez, coordinador del Programa Hábitos Saludables del Fondo Solidario para la Salud (Fosalud), explica, de manera minuciosa, qué conlleva la adicción al tabaco, su complejidad, el impacto de esta en la salud y el proceso para dejar de fumar.
Asimismo, detalla que el estímulo del tabaco provoca cambios que convierten un cerebro funcional en uno adicto y por eso se considera al tabaquismo una enfermedad crónica.
«Las personas comienzan con un cigarro, el cerebro lo interpreta y recibe el placer y entonces busca otro. Cuando se acaba el efecto comienza a sentirse mal. Siente ansiedad, taquicardias, suda, entonces sigue fumando, pero esta vez para no sentirse mal», expone.
Pero además de nicotina, el pequeño cilindro de no más de 8 centímetros (76 milímetros en promedio) contiene otras sustancias químicas que abonan no solo a la adicción, sino también al deterioro de la salud del fumador. Contiene alquitrán para la combustión, una sustancia con efecto cancerígeno; monóxido de carbono, igual al que sale del escape de los vehículos y que causa daños vasculares; así como metano, amoníaco, formol y otras más que conforman un combo tóxico de largo plazo.
Esta combinación de sensaciones y sustancias adictivas, el acceso y el hecho de que los efectos negativos no son inmediatos, vuelven a esta adicción más difícil de dejar que el alcohol y que el mismo crac.

¿DEJAR DE FUMAR? ¡SÍ SE PUEDE!
Sin embargo, dentro de la salud pública el programa que dirige el doctor Sánchez ofrece un tratamiento holístico e integral para salir de la adicción.
El tratamiento conlleva cuatro fases que se adecuan a cada paciente con éxito. De hecho, este día se gradúan casi 50 personas que han logrado dejar el cigarrillo, en el marco del Día Mundial sin Tabaco que se celebra justamente hoy.
La primera fase, como todo problema, requiere la aceptación del problema y el deseo de cambiar. Luego viene la parte terapéutica que incluye varias evaluaciones y varios diagnósticos médico, psicológico y social. Esto es esencial porque el paciente no es tratado solo por la parte orgánica de la adicción sino con todo lo que la rodea, que al final es lo que la vuelve una «necesidad».
La tercera parte es el plan de trata – miento individual. Es decir, que cada área tendrá un seguimiento específico para él o ella, desde el médico hasta el psiquiatra. En esta fase intervienen los fármacos necesarios para aplicar la terapia de sustitución de nicotina. En el tratamiento de esta adicción, a diferencia de otras, no es posible dejarla de golpe. Para lograr efectividad es necesario reducirla de a poco y con metas que el mismo paciente se pone a conciencia.
Sánchez explica que el programa de Fosalud cuenta con dos medicamentos de vanguardia para el tratamiento de la adicción: bupropión y espray de nicotina.
En la parte final viene la psicoterapia. El experto indica que en el tratamiento de las adicciones el acompañamiento semanal o varias veces por semana es imprescindible para lograr el éxito, es decir, dejar el cigarrillo.
Sánchez considera importante desmitificar que una persona que ha sido adicta a la nicotina siempre lo será. «Si pensamos que una persona siempre será adicta, es decirle que nunca se va a curar y no es así. Hay una cura para el tabaquismo y pueden lograrlo quienes lo deseen».
SEGURO SE HA PREGUNTADO
- ¿CÓMO ACUDIR AL PROGRAMA?
- El programa antitabaco de Fosalud es gratuito para el paciente. En el país, hay cinco hospitales que tienen este programa, el hospital Rosales es uno de ellos. La segunda buena noticia es que quien desee dejar de fumar e ingresar al programa no necesita de referencia médica, es decir, no se requiere que un médico general lo remita.
- ¿QUÉ HACER SI SE RECAE?
- Siempre existe la posibilidad de recaer en un proceso de desintoxicación. De acuerdo con el experto, el tabaquismo tiene la mayor frecuencia de recaídas, por el fácil acceso y por – que no es una actividad prohibida. Sin embargo, esto no quiere decir que el recorrido está perdido, al contrario, mientras la conciencia de dejarlo se mantenga la carrera sigue. No se desanime ante una recaída.
- ¿QUÉ HACER PARA APOYAR?
- Si es pareja, familiar o amigo de alguien que quiere dejar el cigarro, lo más importante es que genere empatía y comprenda que no es una situación sencilla. Recuerde que dejar el cigarro es más difícil que dejar otras adicciones, como el alcohol. Si observa alguna recaída, evite regañar o burlarse. Encuentre las palabras para apoyar en positivo, en lugar de reprender en negativo.
QUÉ LE PASARÁ A MI CUERPO SI SIGO FUMANDO
Las primeras alteraciones son durante la adicción. Si no fumo constantemente, mi cuerpo padece de taquicardia, ansiedad, sudoración e irritabilidad.
También tengo más probabilidades de padecer enfermedades respiratorias. Por ejemplo, si soy fumador y me da la COVID-19, tengo más probabilidades de padecer más afecciones, incluso, tengo más posibilidades de morir.
A mediano y largo plazo, la expectativa de vida de un fumador se reduce 22 años. Es decir, que si la expectativa de vida es de 75 años, esta se reduce a 53.
Además, tengo el 50 % de probabilidades de morir por alguna enfermedad derivada del cigarrillo. En general, hay cerca de 25 enfermedades que puede causarme el fumar. Entre ellas, tengo un 95 % de probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón.