Antes conocido por su comida insípida y sus largos y duros inviernos, Finlandia fue nombrado el «país más feliz del mundo» por cuarta vez consecutiva, y aprovecha el título para mejorar su imagen en el extranjero, impulsando el turismo y los negocios.
Desde 2018, el ranking global «World Happiness Report» sitúa sistemáticamente en la cima al país nórdico fronterizo con Rusia, donde muchos de sus 5,5 millones de habitantes -según admiten- se describen a sí mismos como más bien tranquilos, un poco melancólicos y poco propensos a las efusiones de alegría.
«Cuando lo oí por primera vez, y no creo que sea el único, me eché a reír», dijo el productor de televisión Tony Ilmoni a la AFP en las calles nevadas de Helsinki, mientras Finlandia ganaba su cuarto título el viernes.
El estudio mundial patrocinado por las Naciones Unidas pretende cuantificar la satisfacción individual, basándose en encuestas sobre el bienestar en 149 países que tienen en cuenta el PIB y la percepción de los niveles de solidaridad, libertad individual y corrupción en cada país.
Esta metodología es a veces discutida, pero desde hace diez años se utiliza como barómetro público para el «Día Mundial de la Felicidad» de la ONU, cada 20 de marzo.
Con sus eficientes servicios públicos, su bajo nivel de delincuencia y desigualdad, y su alto nivel de confianza en las autoridades, Finlandia se ha hecho un hueco en una clasificación que ya coronó a otros países nórdicos, como Noruega y Dinamarca, actualmente en segundo lugar.
Incluso la tasa de suicidios, que solía hacer sombra, se ha reducido a la mitad desde los años 90.
El título de «país más feliz del mundo» fue sobre todo una bendición para los responsables de turismo y promoción de Finlandia, que lo aprovecharon rápidamente.
¿Quién no querría vivir aquí?
«Es algo muy poderoso, conmovedor y evocador poder decir que somos el país más feliz del mundo. ¿Quién no querría vivir aquí?», dice Joel Willans, un experto británico en marketing digital afincado en Finlandia desde principios de la década de 2000.
Innumerables empresas han utilizado el título para vender mejor sus productos o atraer a sus empleados para que se trasladen aquí.
Incluso la cocina finlandesa dio un gran paso hacia adelante: restauradores y productores pregonan ahora la sencillez de sus ingredientes naturales y una cocina muy práctica.
En cuanto al turismo, principal impulsor de la ofensiva de marketing, ha visto la creación de «embajadores de la felicidad» para dar a conocer a los visitantes los secretos del bienestar finlandés.
«La gente tiene curiosidad (por nuestra felicidad) y quiere saber más», explica Paavo Virkkunen, encargado de la promoción del país en Business Finland.
¿La «marca» finlandesa? Pues es la vida al aire libre, en los vastos bosques con miles de lagos, con el mítico sauna y una pizca de la «residencia oficial» de Papá Noel.
Antes de la pandemia de covid-19, el turismo en la Laponia finlandesa batía récords.
Después de cuatro años en la cima, ¿qué pasa si Finlandia pierde el título? Para Joel Willans, éste puede ser uno de los puntos débiles: acostumbrados a una sociedad poco estresante y que funciona bien, la tolerancia de los finlandeses a los obstáculos se ha reducido.
Pero los beneficios de las acciones se mantendrán a largo plazo, según Virkunnen. «Hemos crecido como nación, entendiendo los fundamentos de la felicidad mejor que antes», resume convencido.