Dos poderosos terremotos, y una subsiguiente ola de réplicas, sacudieron a Turquía y parte de Siria causando muerte y destrucción. Los datos son impactantes: se habla de más de 5,000 fallecidos y millares de edificios en ruinas, incluyendo hospitales, en amplias zonas del país. El golpe a los servicios públicos es catastrófico y el llamado a la cooperación internacional es urgente.
El presidente Nayib Bukele reaccionó solidarizándose con el dolor de las familias afectadas por los sismos, pero también prometiendo ayuda. El lunes anunció el envío de un avión con ayuda humanitaria, además de un contingente de 100 elementos entre los que destaca personal especializado de Protección Civil y del Cuerpo de Bomberos de El Salvador para rescatar a personas entre los escombros.
Los especialistas salvadoreños han trabajado en la atención de este tipo de emergencias y apoyaron en labores de búsqueda y rescate en misiones internacionales para atender a las víctimas de los terremotos en Haití, Ecuador y México.
El presidente Bukele llevó a cabo el año pasado la primera visita de Estado de un gobernante salvadoreño a Turquía. En sus conversaciones con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan, hablaron de cooperación en diferentes áreas y se firmaron acuerdos para mejorar las relaciones entre ambas naciones, sobre todo para fomentar la inversión de empresas turcas en diferentes áreas económicas, incluyendo la construcción de plantas geotérmicas, desarrollos portuarios, aeronáutica y suministros militares.
Ahora ha llegado el turno de ayudar a un amigo en problemas causados por un desastre natural que El Salvador ha padecido con creces en el pasado, pero que le ha servido para generar personal humano capacitado para la atención de emergencias.
En medio de la parte más difícil de la pandemia por la COVID-19, el Gobierno del presidente Bukele coordinó la donación de vacunas a varios municipios hondureños que no tenían la posibilidad de acceder al medicamento. Eran tiempos muy difíciles y solo las naciones previsorias habían garantizado el suministro suficiente para sus ciudadanos. El Salvador logró buenos acuerdos y eso permitió la solidaridad con hermanos necesitados.
Lo mismo sucedió con Costa Rica, que requirió de insumos médicos que el país necesitaba y que se trasladaron de manera expedita.
Ahora la solidaridad salvadoreña cruzará océanos y llegará a otro continente, como parte del compromiso humanitario del país con la comunidad internacional. El Salvador ha recibido ayuda en el pasado, y ahora que hay condiciones y un gobierno eficiente es la oportunidad de ayudar a otros.