Por cerca de tres años, Ana (nombre ficticio) tuvo que soportar los abusos sexuales de su padrastro, los cuales eran consentidos por su madre biológica, quien incluso observaba cuando su compañero de vida violaba a la menor.
Los hechos sucedieron desde que la víctima tenía 11 años y se prolongaron hasta que la menor cumplió los 13, en 2021, cuando contó lo sucedido.
De acuerdo con la denuncia de la víctima, los abusos fueron cometidos en la casa donde residían, en Candelaria de la Frontera, y también cuando la menor era enviada por su madre a la parcela donde el agresor se dedicaba a la agricultura.
Todos estos abusos fueron cometidos bajo el consentimiento de la madre. El padrastro de la víctima fue procesado por los delitos de violación sexual agravada y agresión sexual agravada, ambos en modalidad continuada, y la mujer por abandono y desamparo de menores.
Ambos enfrentaron juicio en el Juzgado Segundo de Sentencia de Santa Ana, que condenó al hombre a 38 años y ocho meses de prisión por los dos delitos y a la madre a tres, que fueron sustituidos por trabajos de utilidad pública.