EL BITCÓIN
A diferencia del sistema financiero tradicional, es una moneda digital y un modo de pago alternativo que no existe de forma física porque es intangible, ya que su funcionalidad se basa en la criptografía, y por eso las «wallets» son importantes para operar y gestionar sus fondos.
Los monederos electrónicos funcionan gracias a la tecnología «blockchain», pero su funcionalidad es almacenar el dinero digital, claves públicas y privadas, además de los registros de transacciones, que son los contenidos dentro de dicha tecnología que es operada por nodos interconectados entre sí alrededor del globo.
LAS LLAVES DE LAS «WALLETS»
Las billeteras pueden estar selladas por medio de claves públicas y por claves privadas para brindar seguridad al momento de hacer transacciones con criptomonedas.
La clave pública es similar a un número de cuenta bancaria. Puede ser concedido a cualquier persona para que envíe criptomonedas sin el riesgo de que estas sean extraídas por «hackers», conocidas como billeteras custodiadas (por una empresa).
La clave privada funciona como llave con un pin o contraseña que no debe ser revelada y lleva 12 letras para tener el control de las criptomonedas contenidas en esa dirección.
SEGURIDAD AL LÍMITE
Las «wallets» son tan seguras que es casi imposible que los «hackers» puedan robar los fondos, a menos que las contraseñas o pines estén almacenadas en lugares que son fáciles de irrumpir, como el correo electrónico y la cámara del aparato inteligente; por ello, los expertos recomiendan escribir en un lugar seguro las claves.
Los monederos electrónicos utilizan técnicas avanzadas de cifrado con tecnología «blockchain» para garantizar seguridad total a los usuarios. Así las «wallets» pueden ser lugares seguros para guardar, enviar y recibir criptomonedas sin mayor riesgo.
CONFIGURACIÓN PARA LA «WALLET»
Al momento de establecer qué «wallet» es el que va a descargar, lo primero es crear una clave privada mediante un algoritmo seguro. Por ejemplo, colocar letras mayúsculas o minúsculas. En cualquiera de los casos, el objetivo es proporcionar un alto nivel de seguridad. Ambos métodos permiten la creación de combinaciones casi infinitas y con un alto grado de dificultad, lo que hace que sean prácticamente imposibles de adivinar o ser atacadas por la fuerza de «hackers».