Desde muy joven aprendí que en la vida solo hay dos opciones: o quedarse parados o ponerse en marcha. Decidí por la segunda. Mi vida privada, mi vida profesional y ahora mi vida pública me dan la razón de que tomé la mejor decisión.
Cuando acepté el camino de servir desde la política, sabía a lo que me enfrentaba. No soy ingenuo. Entendía muy bien que hay muchos interesados en que nada cambie y se empecinan en que así sea.
La buena noticia es que las cosas están cambiando, siempre lo hacen, y ahora cambian más deprisa. Ese es el mundo en que vivimos. Basta con la inspiración de Dios, de liderazgos humanos que también hacen creer que todo es posible cuando las buenas ideas se aplican, se imponen y producen buenos resultados.
Acepté ser candidato a alcalde con la plena confianza de que llegaría a la silla edilicia si la voluntad de Dios lo permitía. Entonces supe que un nuevo camino se trazaba no para mí, sino para todo un municipio. Me propuse un gobierno municipal progresista y aliado con todos aquellos que deseaban un cambio para bien.
¿Por qué tenemos que esperar años para cambiar las cosas si podemos hacerlo en meses, en semanas, en días?
Los habitantes de Zaragoza ahora tienen la respuesta. Los resultados de nuestra gestión en cinco meses provienen de Dios y de la confianza de nuestra gente, una confianza que es el mejor medio de inversión, siendo esta inversión una herramienta de crecimiento con posibilidad de superar obstáculos y construir equidad.
Estoy seguro de que el principal factor de los municipios exitosos es el buen desempeño de sus gobernantes, rodeados de un buen equipo de colaboradores con una forma de pensar sobre cómo solucionar problemas, operar en forma efectiva en un entorno transparente y trabajar sobre los elementos que permitan actuar con decisión y responsabilidad.
En Zaragoza, poco a poco, vamos cambiando la imagen de nuestra ciudad y la vida de sus habitantes, y así seguiremos trabajando incansablemente para hacer en tres años lo que no se hizo en 30, en los que la inseguridad y la falta de acciones sociales en pro de la gente gobernaron.
Ahora, los zaragocenses cuentan con una alcaldía que resuelve de manera eficiente sus necesidades.
Estamos dando solución a deudas históricas que las administraciones anteriores dejaron: proyectos de seguridad, culturales, educativos, de salud, deportivos, de turismo, de agua potable, de energía, programas sociales, de atención a nuestros adultos mayores y jóvenes, entre otros.
Desde el inicio de nuestra gestión, como alcalde y concejo municipal, nos propusimos como principal objetivo llevar desarrollo a las comunidades a través de proyectos que permitan una mejora en la calidad de vida.
Los habitantes de Zaragoza saben que nuestra administración es completamente de puertas abiertas, ya que comprendemos que como empleados municipales nos debemos a nuestros ciudadanos. No podemos quedarle mal a ningún zaragocense; por ello, día a día buscamos oportunidades de desarrollo para cada sector de nuestra población.
Nos hemos unido a la articulación de las instituciones del Gobierno de la república, con el único objetivo de transformar nuestra ciudad. Conscientes de que solo unidos podemos acercar los beneficios a la población. Reuniones de trabajo con ANDA, MOP, Seguridad y Salud son constantes en nuestro gobierno local, por mencionar solo algunas.
Llevar agua potable a las casas en zonas donde era impensable hacerlo ya no es solo un anhelo. Hemos iniciado el camino con ANDA para hacerlo realidad. Estamos trabajando juntos, buscando soluciones de abastecimiento, conocedores de que no es una tarea fácil, pero no imposible de alcanzar.
Comunidades como Quinta Lotica, El Cocalito, Guadalupe, pasaje Las Palmas y el casco urbano son solo algunas que están en nuestra ambición de que el agua llegue a sus viviendas.
También me comprometí a entregarles un municipio limpio, seguro y ordenado, para lo cual ya hemos finalizado el proyecto de la ordenanza municipal y el reglamento interno que regirá a nuestro Cuerpo de Agentes Metropolitanos. Otra deuda histórica heredada de las administraciones pasadas.
Otra de nuestras grandes apuestas es la educación de nuestros niños y jóvenes. Más de 500 becas están siendo otorgadas con la valiosa ayuda de la Fundación Jerusalem y Harvest Trading Cap, que han aportado $250,000 y con quienes estamos profundamente agradecidos por ser parte de la transformación de Zaragoza.
Hay muchas cosas positivas de las que los habitantes de nuestro municipio son testigos y que expondré en la siguiente columna. Conocen los pasos que estamos dando para alcanzar la transformación de nuestra ciudad luego de décadas de oscurantismo en las que nefastas administraciones anteriores nos sumieron. Esas administraciones en las que las obras estaban destinadas solo para las casas de los familiares y amigos de los alcaldes.
Avanzamos sin miedo, porque tengo la firme convicción de que a lo único que debemos temer es al temor mismo, el cual paraliza los arrestos necesarios para convertir el retroceso en progreso.
La experiencia nos hace más humildes porque sabemos las dificultades de gobernar. Pero eso solo nos empuja a ser más exigentes con nosotros mismos para cumplirle a nuestra población.
En estos cinco meses de trabajo no hemos estado ajenos a dificultades, pero hemos contado con la capacidad de escuchar y sacar adelante iniciativas relevantes para nuestra comunidad. Estamos gobernando con la filosofía de hacer política con la participación ciudadana, en donde la ética de nuestro gobierno local es un elemento principal de consolidación de la llamada democracia y contribuye a crear un ambiente social y político propicio para el desarrollo de un pueblo exitoso.
Sin lugar a duda, avanzamos del retroceso al progreso.