Alrededor de 670 personas han muerto como consecuencia de un enorme deslizamiento de tierras que arrasó un pueblo de Papúa Nueva Guinea, declaró ayer un alto cargo de la ONU para las migraciones con sede en Port Moresby, Serhan Aktoprak.
«Se calcula que hay más de 150 casas enterradas y que han muerto 670 personas», afirmó Aktoprak.
Los socorristas y los aldeanos desafían las peligrosas condiciones del terreno en una búsqueda desesperada de supervivientes. Otras 1,000 han sido desplazadas.
«La situación es terrible, la tierra sigue deslizándose. El agua corre y esto supone un gran riesgo para todos», expresó Aktoprak.
El pueblo de Yambali, situado en la ladera de una colina en la provincia de Enga, fue casi totalmente arrasado por un enorme alud de tierra que en la madrugada del viernes sepultó decenas de casas y a las personas que dormían en ellas.
«La gente está usando palos de excavar, palas y grandes horquillas agrícolas para sacar los cuerpos sepultados por la tierra», añadió Aktoprak.
El deslizamiento de enormes rocas, árboles arrancados y tierra, que en algunos puntos alcanzó los ocho metros de profundidad, acabó también con el ganado, según los socorristas.