La destrucción de la represa de Kajovka, ubicada en Dniéper, Jersón, Ucrania, de la que Moscú y Kiev se acusan mutuamente, provocó este martes inundaciones en al menos 24 de localidades y obligó a evacuar a más 17,000 personas.
«Más de 40,000 personas podrían estar en zonas inundadas», indicó en Twitter el fiscal ucraniano Andrii Kostin. La central hidroeléctrica de la represa, conquistada por los rusos al comienzo de su ofensiva en Ucrania, hace más de un año, también está «completamente destruida», anunció el jefe de la operadora ucraniana de hidroelectricidad, Ukrhydroenergo.
Por su parte, un alto funcionario instalado por los rusos en la parte de la región de Jersón (sur) bajo su control anunció la evacuación de unas 900 personas de las áreas ocupadas cerca del río Dniéper.
Tras la destrucción, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) convocó una reunión de emergencia ayer como respuesta a la petición de Rusia y Ucrania, indicaron fuentes diplomáticas. «Kiev atacó la hidroeléctrica para reagrupar sus fuerzas y causar daños humanitarios», señalaron las autoridades rusas en el encuentro para analizar las consecuencias del incidente.
El ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó en Twitter que, el 21 de octubre de 2022, el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, envió una carta al secretario general, António Guterres, sobre los planes del régimen de Kiev para destruir la central hidroeléctrica de Kajovka. «Pregunta para António Guterres, ¿qué se hizo para evitar este escenario?», compartió. «El régimen de Kiev ha cometido otro crimen terrorista al hacer volar las instalaciones, lo que ha provocado la inundación de varias zonas», señaló el ministro de la Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú.
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acusó a Rusia de «volar» la represa después de haber colocado minas. «Es físicamente imposible [volarla] de una forma u otra desde el exterior, con bombardeos», como aseguró Moscú, agregó Zelenski, especificando que la explosión tuvo lugar el martes en la madrugada. «El mundo debe reaccionar», reclamó Zelenski, que también negó su involucramiento en la devastación en el sur del país.