Franklin Moza Larín, un hombre de confianza de la red que dirigía Jorge Ernesto Ulloa Sibrián, alias «el Repollo», en su declaración rendida en el Juzgado Especializado de Sentencia B de San Salvador, en calidad de testigo criteriado -con beneficios a cambio de colaborar con la Fiscalía-, contó la forma en la que cuatro colaboradores de la estructura transportaron dinero para la compra de droga y blanquearlo con la adquisición de bienes e inmuebles.
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En el juicio, la Unidad Especializada Antinarcotráfico de la Fiscalía General de la República, expusieron en el Juzgado Especializado de Sentencia B de San Salvador, que tienen abundante prueba que incrimina a los acusados con el blanqueo de capitales.
Moza Larín, al declarar frente a los imputados dijo que su excompañera de vida Jessica Anabel Martínez, siempre viajaba con él y que para que no le encontraran el dinero se lo adhería a su cuerpo, expresó que transportaban grandes cantidades de dinero que servían para los gastos de logística para el traslado y para compra de cocaína.
Cada vez que trasladaban dinero a diversos países de Centroamérica, Ulloa Sibrián -condenado por tráfico de drogas- pagaba $5,000, lo cual era un negocio rentable para ellos y, según el testimonio, en varias ocasiones lograron evadir los controles de las autoridades.
Nosotros hemos venido al proceso y la jueza le ha dado trámite y el administrador del negocio ha dicho que el dinero que se ha manejado es lo que ha generado la empresa y se ha declarado en el Ministerio de Hacienda
Defensor
Los procesados en este caso son: Carmen Guillermina del Socorro Hernández de Mora, Jessica Anabel Martínez, José María Hernández y Patricia Roxana Hernández de Hernández. A los dos primeros el Ministerio Público los señala de haber realizado viajes con dinero para que «el Repollo», comprara droga, mientras que los esposos Hernández, eran testaferros de la organización ya que Ulloa Sibrián, compró vehículos a nombre de ellos.
José María Hernández, quien era el propietario de un taller, se había convertido en un testaferro de la organización. «el Repollo» le pagaba para que se encargara de comprar vehículos para la estructura y posteriormente eran vendidos entre los miembros de la organización a precios muy inferiores de los adquiridos. Según Fiscalía esta es una modalidad usada para lavar el dinero del narcotráfico.
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Estos cuatro imputados fueron exonerados en una primera vista pública realizada por la jueza propietaria del Juzgado Especializado de Sentencia B, pero la Cámara Especializada ordenó un nuevo juicio tras una apelación de la Fiscalía.
Ulloa Sibrián, recibió una condena de 77 años de prisión por traficar 450 kilogramos de cocaína, en mayo del año 2015, pero la Cámara Especializada al conocer una apelación resolvió reducírsela a 32 años. «el Repollo» tiene activo un proceso de extinción de dominio ya que la Fiscalía General de la República pretende que sus bienes pasen al Estado por considerar que fueron adquiridos de forma ilícita con fondos provenientes del narcotráfico.