Carlos Céspedes y su familia mantienen a flote su patrimonio de elaboración de piezas de vidrio artesanalmente, en Olocuilta, La Paz. Con este arte a base de vidrio reciclado, crean llamativos floreros de diferentes figuras, tamaños y colores. El negocio, conocido como la fábrica de vidrio, está ubicado en el kilómetro 21 de la carretera que conduce a Comalapa, en el sentido hacia San Salvador.
Con el vidrio caliente, que parece la lava de un volcán, hacen piezas de diferentes formas. El proceso inicia con la recolección de materias primas y selección, luego la fundición del vidrio y la elaboración de la pieza.
Después de elaborar los floreros, se colocan en hornos artesanales por tres días. El producto lo venden en la fábrica, en mercados nacionales y tiendas de prestigio.