El féretro del emir, recubierto con la bandera del país, fue transportado a la mezquita de Kuwait donde se pronunciaron unas oraciones, y luego se llevó a cabo el entierro, retransmitido por la televisión estatal.
La asistencia se limitó a los miembro de la familia y algunos allegados, que dieron su último adiós al soberano que reinó durante tres años en el rico Estado petrolero.
El nuevo emir, el jeque Mishal al Ahmad al Jaber al Sabah, hermanastro del difunto, también estuvo presente. Está previsto que el mandatario preste juramento ante el Parlamento el miércoles.
Durante la ceremonia, algunos allegados se arrodillaron ante la tumba y recitaron versos del Corán.
En la ciudad de Kuwait, se podían ver grandes paneles digitales con imágenes del difunto, fallecido a los 86 años.
Tras la muerte del emir, las banderas ondeaban a media asta y fueron declarados 40 días de luto.
La desaparición del jeque Nawaf y la avanzada edad de su sucesor, de 83 años, aumentan las incertidumbres en un país sacudido por las divisiones, incluso en el seno de la familia de los Al Sabah, algunos miembros de la cual acusan a otros de corrupción o de conspiración.
Rico Estado petrolero del Golfo, Kuwait está sumido desde hace varios años en una profunda crisis entre los poderes ejecutivo y legislativo, que socava las esperanzas de reformas en el país.