La Corte Suprema de Estados Unidos examina este martes un caso histórico que podría transformar internet si decide que las empresas tecnológicas como Google o Facebook deben responder legalmente por los contenidos que difunden.
Los nueve jueces comenzaron a abordar a las 10:00 de la mañana (hora local) el alcance de una ley que, desde 1996, les otorga cierta inmunidad.
El caso está vinculado a los atentados de noviembre de 2015 en París y se deriva de una denuncia contra Google presentada por familiares de Nohemi González, una de las 130 víctimas de estos ataques.
Esta estadounidense que estudiaba en Francia murió en la cafetería la Belle Equipe a manos de un comando del grupo Estado Islámico (EI).
Sus padres acusan a YouTube, filial del gigante californiano, de haber recomendado vídeos del grupo yihadista a algunos de sus usuarios.
Según ellos, «al recomendar videos del EI a sus usuarios, Google ha ayudado al EI a difundir su mensaje y, por lo tanto, le ha brindado apoyo material».
Los tribunales federales desestimaron la denuncia en nombre de una disposición legal conocida como «sección 230», adoptada cuando internet estaba en sus inicios y que se ha convertido en uno de sus pilares.
Esta sección decreta que las empresas de internet gozan de inmunidad legal por el contenido que publican porque no son un «editor».
«Una aguja en un pajar»
Los familiares de Nohemi González estiman, por el contrario, que Google no se limitó a distribuir contenidos del EI, sino que su servicio seleccionaba usuarios para ofrecerles los videos del grupo yihadista, por lo que no puede reclamar esta inmunidad.
«La selección de los usuarios a los que se recomendaron los vídeos del EI se hizo mediante algoritmos informáticos creados e implementados por YouTube», argumentan en un recurso remitido a la Corte Suprema.
Aceptando este recurso, cuando generalmente desestima la gran mayoría de los casos que le presentan, el alto tribunal insinúa que estaría dispuesto a cambiar la jurisprudencia.
Una perspectiva que asusta a los grandes grupos tecnológicos.
«Las recomendaciones proporcionadas por los algoritmos son las que hacen posible encontrar las agujas en el pajar más grande de la humanidad», escribió Google a la corte, pidiéndole que «no debilite una parte central del internet moderno».
Permitir que las plataformas sean demandadas por sus algoritmos «las expondría a la responsabilidad por el contenido de terceros prácticamente todo el tiempo», asegura el grupo Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp), en otro argumento. Según ellos las recomendaciones solo sirven para organizar el contenido publicado en línea, pero no constituyen un trabajo de edición.