El Ministerio de Educación, en coordinación con el Ministerio de Salud, inauguró el año escolar 2022. Las clases serán presenciales si así lo deciden los padres de familia, pero manteniendo las medidas de bioseguridad para evitar más contagios de la COVID-19.
La reanudación de las clases en las aulas es una parte importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje, porque los alumnos, sobre todo los más pequeños, están desarrollando sus habilidades sociales mientras aprenden.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha garantizado que más de 200,000 maestros hayan recibido la vacuna contra el coronavirus, de modo que van a ir protegidos y garantizan que no contagiarán a sus alumnos.
Gracias a la masiva y efectiva campaña de vacunación, El Salvador lidera en la región el porcentaje de población inmunizada, pero ello no quiere decir que se tengan que relajar las medidas higiénicas y de prevención del contagio de la COVID-19, de modo que las escuelas tienen agua y jabón suficientes para el lavado de manos, además de disponer de alcohol en gel y garantizar que los maestros, los estudiantes, el personal de apoyo y los padres de familia o encargados que trasladan a los jóvenes usen mascarilla.
Hay sectores que abogan por mantener las clases a distancia, pero sin tomar en cuenta que parte del proceso educativo se sacrifica. Esa era la única posibilidad cuando no existía una vacuna, pero ahora que los maestros e incluso padres de familia han recibido hasta la tercera dosis y que la vacuna está disponible para mayores de seis años, las condiciones son distintas a cuando ni siquiera había posibilidad de inmunización.
Las vacunas —gratuitas, universales y voluntarias— en ninguna institución educativa pública serán exigidas como requisito para la participación en las clases presenciales (que también son opcionales).
Sin embargo, la evidencia científica revela que las vacunas y sus refuerzos protegen de manera superlativa de los efectos secundarios de la COVID-19 frente a casos que carecen de la protección.
Ante el alza de casos de ómicron, los pacientes más graves, y con mayores posibilidades de fallecer, son aquellos que no han recibido ninguna dosis. En El Salvador, los altos niveles de vacunación y la excelente atención en los hospitales han evitado la saturación del sistema sanitario, pero eso no debe ser motivo para relajar el cumplimiento de las medidas de bioseguridad, sino un aliciente para acercarnos a la superación de la pandemia.
Que se reanuden las clases es otro aporte para la recuperación de la normalidad en todas las áreas de la sociedad.