El Día Mundial de la Prevención del Suicidio se conmemoró ayer con el fin de eliminar estigmas, mitos y tabús que rodean esta problemática y también promover una atención temprana de la salud mental.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente unas 703,000 personas deciden terminar con su vida por sus propios medios, lo que significa que cada 40 segundos hay un suicidio.
La OMS define el suicidio como «el acto deliberado de quitarse la vida». La cifra es alarmante, pues, si se revisan a detalle las causas, estas son muy diversas y complejas. La propuesta de que cada 10 de septiembre se conmemore fue una propuesta de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y aprobada por la OMS en 2003.
Según especialistas, el suicidio puede traducirse como el final de escenarios previos que no fueron atendidos a tiempo y desencadenaron en una muerte. A su vez, los problemas en la salud mental asociados al suicidio no escatiman en sexo, ideologías, posiciones sociales o capacidades económicas.
Decepciones amorosas, enfermedades terminales, deudas económicas, duelos por fallecimiento de personas cercanas, acoso, abusos, violaciones, «bullying», deficiencias académicas, falta de motivación laboral y la sensación de soledad son algunas de las causas principales de la autólisis.
Algunos de los métodos más usados para cometerlo son la ingesta de venenos como plaguicidas o de control de animales, ahorcamiento y disparos con armas de fuego.
Para el médico psiquiatra chileno Alfonso Correa, todo suicidio puede prevenirse si se atiende a tiempo y con procesos adecuados guiados por profesionales en el tema.
Además, una comunicación constante en su círculo cercano contribuye a que quien tenga un pensamiento o intenciones suicidas desista de llevar una acción concreta.
Correa mencionó que quienes deciden suicidarse previamente mostraron conductas que podían llevar a ese escenario.
«Sí, todos los suicidios pueden prevenirse si se tiene una comunicación con la persona que está pasando por una situación así. Es importante que su círculo cercano sepa identificarlo, apoyarlo y buscar ayuda», afirmó el especialista.
Asimismo, añadió que existen diferentes factores, tanto individuales como colectivos, que pueden desencadenar conductas depresivas o suicidas, aunque aclara que no todos los casos de depresión deben terminar en un suicidio.
«El ser humano, en su esencia, no está exento a padecer ansiedad o depresión porque tiene sentimientos y emociones. Sin embargo, no todos los casos de ansiedad o depresión deben terminar en un suicidio. Si se atiende a tiempo, se puede prevenir», agregó.
En El Salvador, durante la pandemia de la COVID-19, la tasa de suicidios por cada 100,000 habitantes fue de 6.2, pero si se revisa por sexo, los hombres alcanzaban 11.1 suicidios por cada 100,000 habitantes, mientras que las mujeres, 2.1.
La pandemia de la COVID-19 marcó un repunte general en los problemas de salud mental y los suicidios tendieron a incrementar. El confinamiento, la muerte de familiares o personas cercanas por la enfermedad, la pérdida de trabajo y los problemas económicos fueron solo algunos de los detonantes.
Dentro de las instituciones públicas que se relacionan y atienden esta temática están el Ministerio de Salud (Minsal), el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), el Consejo Nacional para la Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia (Conapina) y la Policía Nacional Civil (PNC).
Además, el Gobierno trabaja con instituciones privadas y organizaciones no gubernamentales para tener un alcance mayor y prevenir estos casos. El ISSS cuenta con la línea Yo Te Escucho, lanzada en 2020, principalmente por los efectos en la salud mental que provocaba el confinamiento en la población.
La línea es atendida por psicólogos y psiquiatras del Hospital Policlínico Arce, la cual funciona las 24 horas del día y todo el año. En lo que va de 2024 recibieron 2,054 llamadas, en las cuales los profesionales de la salud mental apoyaron a las personas que presentan ansiedad, depresión o conductas suicidas.
El Minsal también ha habilitado la línea 131, que es atendida por profesionales en la salud mental. Desde la academia, diversas universidades también impulsan unidades de atención a la salud mental, tanto para su comunidad educativa como para personas ajenas. Recientemente, la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC) inauguró la cátedra de salud mental en la Facultad de Ciencias Sociales con el objetivo de promover espacios de formación para los nuevos profesionales.