El suicidio y las ideas de quitarse la vida están «en todas partes» entre las mujeres afganas a medida que se ven cada vez más aisladas y limitadas, a menudo por familiares varones encargados de hacer cumplir los decretos de los talibanes, declaró el martes ante el Consejo de Seguridad la responsable de ONU Mujer.
Desde la vuelta al poder en 2021, el gobierno talibán ha recurrido a su rigorista interpretación del islam para socavar los derechos de las mujeres, prohibiéndoles el acceso a las escuelas, cerrándoles espacios públicos como parques y salones de belleza, y negándoles el permiso para trabajar.
«Nos dicen que son presas que viven en la oscuridad, confinadas a sus hogares sin esperanza de futuro», dijo Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujer, al Consejo de Seguridad.
La capacidad de decisión de las mujeres se ha reducido drásticamente, no sólo a nivel nacional y provincial, sino también en sus comunidades, familias y, sobre todo, en sus propios hogares.
«Esto se debe al aumento de la pobreza, a la disminución de las aportaciones económicas de las mujeres, a la imposición por parte de los talibanes de normas de género hiperpatriarcales y al creciente aislamiento de las mujeres», afirmó Bahous.
La lista creciente de prohibiciones «se aplica con mayor frecuencia y severidad, incluso por parte de los miembros varones de la familia, ya que los talibanes les obligan a hacer cumplir sus decretos», explicó.
Con las restricciones aumentan los matrimonios con menores y el trabajo infantil, añadió Bahous.
La situación está repercutiendo en la salud mental de las afganas, alertó.
«Mientras el porcentaje de mujeres con trabajo sigue disminuyendo, el 90% de las jóvenes encuestadas declaran tener una salud mental mala o muy mala, y el suicidio y las ideas suicidas están por todas partes».
A pesar de la situación, los fondos internacionales disminuyen: el plan de ayuda de 3.200 millones de dólares que la ONU ha solicitado para Afganistán para 2023 sólo ha recabado un 28%, dijo Roza Otunbayeva, jefa de la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA).
Por eso pidió a los donantes formas «innovadoras» de ayudar a las mujeres y niñas afganas que tienen el «valor y la creatividad» de desafiar estas restricciones, ya sea por internet, con ayudas en metálico y becas o mediante una migración segura.
«Muchos programas ya se han cerrado por falta de fondos, justo cuando se acerca el invierno y las vidas corren más peligro», advirtió.
Unos 15,2 millones de afganos dependientes de la ayuda internacional, podrían sufrir «hambruna en los próximos meses», advirtió.
Asimismo abogó por el diálogo con el gobierno talibán. «Diálogo no es reconocimiento», insistió antes de precisar que «el diálogo y el compromiso son la forma en que intentamos cambiar estas políticas».
Aunque el gobierno talibán dice «que sus instituciones son inclusivas, parece haber una creciente brecha de legitimidad con el pueblo», afirmó. «Y no puede haber legitimidad internacional sin legitimidad interna».