«Es un gran vacío no tener a la madre y a los hermanos. Para estas fechas ella siempre trataba que comiéramos bien, que estuviéramos felices. Será triste que en la mesa falten las tres sillas, los tres platos», menciona Samuel Erroa, uno de los integrantes de la familia Erroa que logró salvarse del deslave de rocas, árboles y escombros en Nejapa.
Erroa trabajaba en construcción, casi siempre cerca de su casa, dice que los momentos que pasaba con su madre y sus amigos es lo que más extraña desde la tragedia.
«Antes del deslave estaba trabajando en una construcción de lunes a viernes, a veces me quedaba haciendo horas extras y llegaba tarde a casa. Los domingos íbamos con mis hermanos y unos amigos a jugar en la cancha. Son los momentos bonitos que pasaba y son los que más me conmueven», relató el joven.
El día del deslave Samuel buscó entre los escombros a su madre, pero fue en vano. Dos meses después aún lamenta no haber podido ayudar a su demás familia.
El apoyo psicológico es fundamental para superar la pérdida de familiares en Nejapa
Armando Ezequiel Erroa llora por la pérdida de su madre, Lucía De Erroa, durante el deslave en Nejapa, quien quedó soterrada por el alud de tierra. Las terapias psicológicas le han sido de gran ayuda para sobrevivir y soportar el dolor en los últimos meses.
«Yo por ratos me pongo a llorar, y lo hago no porque fui mala con mi madre, porque yo le cumplí las promesas que le hice e hice lo que pude por ella, pero es duro y la extraño. Las terapias me han ayudado, me pongo a respirar y hago ejercicios mentales porque si paso sentado solo recordando me deprimo», dice Armando Ezequiel.
TAMBIÉN: Samuel Erroa: «Solo logré rescatar a mis dos hijos»
Seguir luchando y pedirle fuerza a Dios son los planes de Armando, quien en enero también se mudará a su nueva casa, entregada por las autoridades en Opico.