Setenta años después de su madre, Carlos III será coronado hoy en una ceremonia cargada de tradición y simbolismo, única en Europa, que reunirá a miles de admiradores en Londres, pero no estará exenta de protestas antimonárquicas.
Los invitados extranjeros, desde el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a los reyes Felipe VI y Letizia de España, pasando por la primera dama estadounidense Jill Biden, llegaron a Londres.
De parte de El Salvador asiste el vicepresidente de la república, Félix Ulloa hijo, quien asiste a la ceremonia por designación del presidente, Nayib Bukele.
La tarde del viernes el monarca dio una recepción en honor de todos los invitados. Antes, el rey había paseado por las inmediaciones del Palacio de Buckingham, junto a su hijo mayor, Guillermo, de 40 años y heredero al trono, y la esposa de este, Catalina.
Sonrientes y relajados, los tres estrecharon manos, charlaron y se hicieron fotos con los numerosos admiradores y turistas allí reunidos pese a la fuerte lluvia que había caído poco antes.
Fans de la realeza acampan desde hace días en el Mall, la larga avenida que conduce al palacio, para asegurarse un lugar en primera fila desde donde ver el cortejo real.
«Es un momento histórico. Somos muy afortunados de vivir una coronación», afirmó Marie Scott, de 52 años, asegurando que ver los eventos reales en persona no es lo mismo que por televisión.
Otros, como Mimi Gill, una estadounidense de 43 años fan de la serie de Netflix «The Crown», no solo disfrutarán siguiéndolo por la pequeña pantalla, sino que lo comentarán en directo en las redes sociales con fans de todo el mundo.
Y miles de turistas han desembarcado en Londres esperando disfrutar de la celebración en sus calles decoradas con banderas británicas.
La ceremonia retomará elementos con siglos de historia, pero se verá modernizada con la participación de mujeres obispos, líderes de religiones minoritarias y una lista de invitados basada en la «meritocracia» en lugar de la «aristocracia».
También tendrá su parte la temática ambiental, con un óleo de unción vegano y prendas ceremoniales recicladas.
Desinterés de los jóvenes
«Es un momento de enorme orgullo nacional», afirmó el primer ministro británico, Rishi Sunak.
Pero si la coronación de Isabel II en 1953 fue seguida por 27 de los entonces 36 millones de británicos, esta despierta mucha menos expectación: 62 % de encuestados afirmó no estar interesado, en un sondeo publicado por YouGov el jueves.
Otra encuesta del mismo gabinete indicó que 25 % de británicos preferiría un jefe de Estado electo, porcentaje que asciende a 40 % entre los jóvenes de 18 a 24 años.
Coronado a los 74 años, ocho meses después de la muerte de su madre, Carlos III tiene la misión de modernizar la institución.
Pero pese a su actitud cercana y cálida, su decisión de colaborar en la investigación sobre los lazos de la monarquía con la esclavitud y su pasión de larga data por la ecología, le cuesta seducir a las nuevas generaciones.
Críticas
Carlos III, cuyo papel es meramente ceremonial y sin poder político, llegó al trono en un Reino Unido confrontado múltiples desafíos, desde las aspiraciones secesionistas en Escocia e Irlanda del Norte hasta la grave crisis por el coste de la vida.
«No vivimos la misma vida, ahora mismo mucha gente está sufriendo» por la crisis, subrayó Eden Eawit, una londinense de 38 años que lamenta el elevado coste de la ceremonia, de hasta 100 millones de libras ($125 millones), según la prensa, principalmente debido a las fuertes medidas de seguridad.
El grupo antimonárquico «Republic» planea una protesta en el centro de Londres durante la ceremonia.
Jamaica, país de la Commonwealth del que Carlos III también es rey, afirmó el jueves que quiere separarse de la corona británica. Y el primer ministro de Belice, Johnny Briceño, consideró que su país será «probablemente» el próximo miembro de la Mancomunidad que se convierta en república, criticando el papel de Inglaterra en el tráfico de esclavos.
El rey, pese a todo, tuvo algunas satisfacciones, como cuando recibió el jueves a líderes de pueblos indígenas de Canadá y Brasil.
El papa Francisco, que no viajará a Londres, estará representado por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
Como ya ocurrió para el funeral de Isabel II en septiembre, Venezuela no fue invitada, al igual que otros países como Rusia y Afganistán. Otros, como Nicaragua y Corea del Norte, solo recibieron invitaciones para sus jefes de delegación.
DETALLES
La jornada de la coronación comenzará con el desfile del rey por Londres, ataviado con uniforme militar y acompañado de su esposa, la reina Camila, en carroza desde el palacio de Buckingham hasta la abadía de Westminster. En contra de la tradición, los reyes utilizarán un carruaje distinto de regreso: viajarán en la carroza que se construyó en 2012 para el Jubileo de Diamantes de Isabel II.
Según la Casa Real, tras salir de Buckingham, los reyes rodearán el memorial de la reina Victoria, recorrerán la larga avenida The Mall y atravesarán el Arco del Almirantazgo para desembocar en la plaza de Trafalgar.
Allí girarán al sur por Whitehall y Parliament Street, hasta llegar a la plaza del Parlamento, casi a los pies del Big Ben. Rodearán la plaza hasta la abadía de Westminster.