Al pensar en el baile femenino árabe, posiblemente el cerebro manda imágenes sobre el contorneo de caderas y los movimientos rítmicos de manos, trajes brillantes y accesorios de pedrería. Y efectivamente es así: el «belly dance» o danza del vientre se caracteriza por acentuar la figura de las mujeres mientras hacen movimientos sensuales ataviadas de coloridas vestimentas.
Aunque los orígenes en cuanto al surgimiento son inciertos, en los países árabes el nombre de «danza oriental» surge por los europeos, quienes empiezan a utilizar ese término en el siglo XIX. Son estos viajeros a los países «exóticos» en busca de nuevas culturas, costumbres y paisajes quienes también acuñan el término de «danza del vientre», sorprendidos por los movimientos que no existían en las danzas europeas.
Pero este baile va más allá del movimiento de cadera y la belleza artística, «es ejercicio, distracción, sensualidad; es entrenar el oído y retar a la mente porque implica disciplina, memoria, mucha práctica, constancia y paciencia. Y aunque suene confuso, también es un baile de sororidad entre mujeres», explica Sara Mata, instructora de baile en Sahara Bellydance Studio, en San Salvador.
En Turquía, Grecia, Roma y Chipre, hace miles de años, las mujeres hacían danzas rituales en honor de los poderes mágicos de la fertilidad y sus divinidades. Algunos eran dedicados a la diosa del amor para que influyera sobre la fertilidad de las mujeres, y posteriormente también bailaban frente a la futura madre para mostrar el apoyo durante el alumbramiento.
Asociado al baile también surgió un grito entre las bailarinas, el «zaghareet», una ululación larga y aguda que se asemeja a un aullido y que se hace modulando el sonido con la lengua, con movimientos repetitivos y rápidos, el cual se utiliza para llamar a «las hermanas» a practicar la danza.
Actualmente, aparte de la divulgar todos los aspectos culturales que implica el «belly dance», la práctica de esta danza se vincula a aspectos de la vida psicológica y física de quienes la practican.
«Se puede hacer con fines estéticos, pero también con fines de salud, porque es un ejercicio aeróbico de bajo impacto. Puede disminuir los cólicos menstruales, la ansiedad, libera serotonina — la hormona de la sensación de bienestar— y mejora la autoestima, además del nivel artístico», agrega Sara.
Las palabras de la instructora son reafirmadas por Gabriela Díaz, una integrante de la academia que comenzó con el baile a los 15 años de edad, y ahora ya cumplió 27.
«Lo que más me ha encantado es que aprendí a quererme, porque ayuda a que nos aceptemos tal y como somos. Ayuda a que nos queramos como mujeres, a sentirnos sensuales, a sentirnos bonitas. El momento del baile es nuestro momento, y eso sin contar las veces que me ayudó a eliminar el estrés», dijo Gabriela.
En tiempos normales, la academia Sahara Bellydance Studio atiende hasta a 15 estudiantes a la vez; sin embargo, por la pandemia, las clases se han vuelto virtuales. Es decir, la práctica de esta danza se puede hacer en casa, ya que los movimientos no demandan mucho espacio.
No hay límite de edad para quienes deseen aprender «belly dance», aunque una edad recomendada es desde los ocho años.
En cuanto a la vestimenta, Sara Mata aclara que no es necesario invertir en la compra de los vestidos tradicionales, pues solo se recurre a ellos cuando se trata de montar presentaciones al público. Por supuesto, Sara y Gabriela poseen cada una su propio atuendo multicolor, además de los vistosos accesorios para cualquier parte del cuerpo que necesiten, según el tipo de «belly dance» que ejecuten.
Si desea inscribirse al estudio de danza, puede hacerlo al WhatsApp 7832-5370. También puede contactarse por medio de la página de Facebook de la academia.
Algunos tipos de danza árabe
Danza del vientre o «raqs sharqi». Es una danza expresiva árabe que enfatiza los movimientos complejos del torso. La danza implica el movimiento de muchas partes diferentes del cuerpo, generalmente de forma circular.
«Baladi». Se produjo cuando los agricultores se mudaron a la ciudad y comenzaron a bailar en espacios pequeños. Los egipcios tienen gente, pan, ritmos, música y baile «baladi». Es más estacionario que el «raqs sharqi», con poco uso de los brazos, y el foco está en los movimientos de la cadera.
«Ghawazi». Surgió de un grupo de mujeres egipcias que viajaban como bailarinas y se presentaban bailando en las calles públicas. Esta danza tiene poca elegancia; su peculiaridad principal es un movimiento vibratorio muy rápido de las caderas de un lado a otro.
«Shamadan». Es una danza antigua de Egipto donde la bailarina baila portando un candelabro en la cabeza. Lo clásico es usar un vestido largo de folclore, aunque actualmente también se baila con el traje típico de dos piezas de danza oriental.
«Zaar». Era una danza ejecutada para ahuyentar los espíritus malignos; aunque se originó en Sudán, también fue popular entre las mujeres de Egipto. En este baile se hacen giros de 360 grados con el cuello de manera muy rápida.
Parte de los accesorios del «belly dance»
Alas de Isis. Son un elemento aéreo, colorido y majestuoso, uno de los más hermosos de la danza oriental contemporánea. Forma parte de la llamada danza de fantasía. No es propia de Oriente Medio, es más bien una recreación mágica.
El velo. Es uno de los accesorios más utilizados y está confeccionado en una tela muy ligera, como la muselina, organza o seda. Su origen se desconoce y existen varias versiones sobre este, lo que sí se sabe es que, dependiendo el país, así es la importancia que se le da.
El sable. Es uno de los elementos utilizados que tienen más fuerza en un espectáculo. Tiene origen incierto y da lugar a diferentes hipótesis. Una de ellas sostiene que fue por las mujeres ghawazi de Egipto, quienes se reunían y tomaban los elementos de sus compañeros para el baile, entre estos, el sable y los bastones.
El candelabro. En los cortejos nupciales, la bailarina se coloca un candelabro encendido en la cabeza, y depende de su destreza, equilibrio y agilidad hacer una alegre danza con él a ritmo del «zaff». Ella es quien encabeza al cortejo de músicos y otras bailarinas sin candelabro. Todas guían a los novios iluminando su camino como protección contra demonios y las malas vibras. Con el tiempo, fue introducido a los escenarios egipcios para dejar de formar parte de las tradiciones y comenzar a formar parte del espectáculo.