Cerca de 1.700 bomberos luchan el domingo contra un incendio que ya consumió casi 17.000 hectáreas de bosque en California, un estado afectado por una persistente sequía y que acaba de salir de una intensa ola de calor.
El incendio, bautizado como «Mosquito Fire», amenaza a 5.800 edificios y ya obligó a miles de personas a evacuar urgentemente sus hogares, según la Agencia de Bomberos de California.
El fuego comenzó el martes en las cercanías de Sacramento, al noreste de San Francisco, y avanza extremadamente rápido.
Los bomberos lograron contener alrededor de 10% durante la noche del sábado gracias a un ligero descenso de la temperatura y una mayor humedad.
«Pero una aceleración de los vientos le ayuda a avanzar hacia el norte y el noreste», especifica la agencia en su último informe.
«Si bien los incendios forestales en California ocurren con frecuencia en terrenos difíciles, en este caso se trata de un terreno plano», comentó un portavoz de los bomberos, Chris Vestal, consultado por el canal de televisión local KSBW.
Los bomberos, asistidos por excavadoras, aviones y helicópteros, además de la policía, ayudaron a evacuar varios pueblos de la zona como Georgetown, Volcanoville y Bottle Hill.
«Un comisario tuvo que conducir a través del fuego para recogernos», dijo Linda Gamble, residente de Volcanoville, a la cadena KCRA 3. «Vivimos en una casa rodante, si se quema lo vamos a perder todo», se lamentó.
El sábado, en el sur del estado, fuertes lluvias alimentadas por una tormenta tropical permitieron a los bomberos controlar el «Fairview Fire», que provocó la muerte de dos personas y quemó 11.300 hectáreas cerca de Los Ángeles.
Estas precipitaciones pusieron fin a la asfixiante ola de calor que estaba sufriendo desde hace una semana el oeste de Estados Unidos, donde el termómetro superó los 45°C.
La región viene experimentando una sequía histórica durante más de dos décadas, que según los científicos se ve agravada por el cambio climático.