El miércoles, un operativo conjunto de la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fuerza Armada golpeó fuertemente el crimen organizado al desarticular dos bandas de traficantes de droga. Unos fueron detenidos con cocaína, dinero y armas en un rancho de playa en la Costa del Sol y los demás, en El Cuco, San Miguel, donde descargaban la droga desde lanchas.
Más de 700 kilos de cocaína fueron decomisados en el operativo, una muestra más del trabajo coordinado entre las instituciones que dan seguridad en El Salvador. La noticia, que en otros tiempos hubiera acaparado la atención de medios nacionales, no pasó de ser algo publicado únicamente para el registro, precisamente porque no se ajusta al discurso que promueve la oposición de la falta de efectividad de la PNC y de la Fuerza Armada.
Esa línea de ataque en contra de las instituciones que más respeta la población desde los Acuerdos de Paz busca, precisamente, golpear al Gobierno del presidente Nayib Bukele en una de las áreas que han sido más exitosas: la reducción de los homicidios y del resto de delitos. Esa fue la línea de acción que ejecutaron los diputados de la vieja Asamblea Legislativa para boicotear el avance de las nuevas fases del Plan Control Territorial, a las que dejaron sin financiamiento.
No obstante, con la nueva Asamblea Legislativa, el bloqueo se desmontó y se activaron los procesos para la negociación de los créditos para el Plan Control Territorial. A sabiendas de que eso solo significa la extensión del éxito del proyecto, la oposición busca ahora afectar nuevamente este plan al ocultar las informaciones positivas, magnificando cualquier crimen y tratando de deslegitimar a la Policía y al Ejército.
Para hacer esto último, hemos visto cómo se utilizó un medio de propaganda para divulgar información que tenía reserva judicial, precisamente para no interferir en las investigaciones, bajo un objetivo político reconocido por los mercenarios que se adueñaron del proyecto periodístico de otro: contar truculentamente crímenes, sin respeto por las víctimas y sus familiares, para culpar al Gobierno.
Los resultados están a la vista: descenso en el índice de homicidios y de otros delitos, días sin asesinatos y contundentes golpes al crimen organizado, así sean narcotraficantes, exfuncionarios corruptos o pandilleros. El camino, sin embargo, es largo y falta mucho por avanzar, pero sin los bloqueos que había antes hay mucha esperanza en el horizonte.