Guatemala carece de pruebas de la COVID-19 en un momento en el que el Laboratorio Nacional de Salud, del Ministerio de Salud, reveló que la variante de preocupación delta, altamente contagiosa, predomina en el territorio.
En al menos 10 días de septiembre, las autoridades hicieron entre 3,300 y 8,065 pruebas diarias, una disminución de las más de 15,000 pruebas en los anteriores meses.
De acuerdo con el periódico «Prensa Libre», muchos pobladores se colocan en las filas desde la madrugada para lograr la prueba, pero al no tener acceso a este servicio retornan a sus viviendas con incertidumbre.
Guatemala está invadida con 34,406 casos activos de la COVID-19 y otras 13,241 personas perdieron la vida. Su tasa de mortalidad por cada 100,000 habitantes se eleva cada día más, hasta ayer llegó a 75.4.
Aunque las infecciones repercuten en más hospitalizaciones y los fallecidos continúan, solo el 40.5 % de la población de 10.5 millones ha recibido una dosis de la vacuna contra la COVID-19 y un 20.6 %, la segunda dosis.
En cuanto a la presencia de la variante delta, el Laboratorio Nacional informó ayer que, de 60 muestras, 47 pertenecieron a esta cepa, lo que representó el 78 % de las muestras secuenciadas.
La variante está presente en 15 de los 22 departamentos.
Las muestras fueron referidas de los departamentos de Alta Verapaz, Chimaltenango, Chiquimula, El Progreso, Escuintla, Guatemala, Huehuetenango, Jalapa, Quiché, Sololá, Zacapa, Petén, Santa Rosa y Quetzaltenango.
El ahora ministro de Salud, Francisco Coma, al tomar su nuevo cargo no informó sobre nuevas acciones para combatir la pandemia y se limitó a decir que continuarán con los lineamientos heredados por la exministra Amelia Flores.
Ayer, Coma se reunió de manera virtual con alcaldes, gobernadores departamentales y el ministerio de la Defensa, con el objetivo de aumentar la vacunación en cada municipio del país.