Vivir en los alrededores del volcán Chaparrastique, en San Miguel, puede ser un poco preocupante, ya que desde hace varios años está activo; sin embargo, los habitantes aseguraron que la emanación y la expulsión de gases se han convertido en algo normal.
Vilma García vende tortillas afuera de su casa en el barrio Santa Rosa, en el municipio de San Jorge, en San Miguel.
Ella comentó que ha vivido por más de 24 años en la zona, por lo que no se inmuta por las más de 180 explosiones del coloso desde el 15 de noviembre.
Añadió que mientras hace las tortillas para vender a los vecinos y las personas que llegan a comprar no pierde la mirada en el coloso, que por algunos minutos emite gases.
«Lo que más molesta es el polvo, la ceniza que tira y el olor a azufre que se viene. Sabemos que eso es malo para nuestra salud, pero vamos a ver cómo cumplimos con el uso de la mascarilla. A mí me molesta mucho la vista», dijo la mujer.
Similar opinión tuvo Danilo Amaya, quien vive en el cantón Las Moritas, del referido municipio, y manifestó que han recibido advertencias y recomendaciones de los miembros de Protección Civil.
«Por el momento seguimos todo con normalidad. Ojalá no pase a más, ya que necesitamos continuar trabajando», dijo Amaya ante la actividad del volcán.