El Gobierno de México investiga la identidad de dos cadáveres, hallados con cinco kilómetros de diferencia, en el río Bravo, frontera con Estados Unidos. Uno de los cuerpos quedó atrapado en la parte sur de las boyas y el cerco de alambres instalado en julio por la gobernación de Texas, para impedir el paso a la migración irregular.
Autoridades del Departamento de Seguridad de Texas (DPS, en inglés) notificaron al consulado de México en Eagle Pass que el miércoles aproximadamente a las 2:35 de la tarde, localizaron el cuerpo de una persona atorado en la parte sur de las boyas, de acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Relaciones mexicana.
Respecto a la primera víctima, las autoridades texanas detallaron la localización de una «una posible víctima ahogada flotando río arriba de la barrera flotante»; notificaron a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, en inglés) y al consulado de México.
Miembros del grupo Beta fueron los designados para rescatar el cadáver. Horas después, detectaron otro cuerpo en la barrera marina. «Hay personal apostado en la barrera marina en todo momento en caso de que algún migrante intente cruzar», manifestó Steve McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública a medios.
«Reiteramos la postura del Gobierno de México sobre que la colocación de boyas alambradas por parte de las autoridades de Texas es una violación a nuestra soberanía. Externamos nuestra preocupación sobre el impacto a los derechos humanos y seguridad personal de los migrantes que tendrán estas políticas estatales, que van en sentido opuesto a la estrecha colaboración entre nuestro país y el Gobierno federal de los Estados Unidos», exhortó la cancillería.
Hasta el momento, se desconoce la causa de muerte de ambas víctimas.
«Se está conociendo sobre la nacionalidad. Se va a actuar. Ya se está demandando que retiren esas boyas, ya que viola nuestra soberanía y también a los derechos humanos. Ya estamos en eso», afirmó ayer el presidente de México, Manuel López Obrador, durante su conferencia matutina.
«No deberían actuar así, es inhumano. No se trata así a ninguna persona», reiteró.
Las boyas anaranjadas se extienden unos 305 metros en el río Bravo, equivalente a tres campos de fútbol. Esta estrategia forma parte de la operación migratoria del Gobierno de Texas, «Lone Star».
«Es imperativo repeler y desalentar los cruces fronterizos ilegales para evitar lesiones y la pérdida de vidas», publicó el Departamento de Seguridad de Texas en la que se refirió a que los cruces fronterizos continúa en la zona de Eagle Pass pese a la instalación del muro flotante.