La Unión Portuaria del Pacífico, la sociedad de economía mixta que formará el Gobierno con la empresa turca YILPORT Holding Inc. para la modernización del puerto de Acajutla y que reactivará el puerto de La Unión, ha generado una ola de buenas sensaciones entre empresarios e industriales debido a la cantidad de negocios que se abrirán o los que crecerán por esta inversión.
El presidente Nayib Bukele anunció la creación de la Unión Portuaria del Pacífico como fruto de su gestión con el Gobierno de Turquía durante su visita oficial.
Es, además, una muestra de las buenas relaciones que El Salvador tiene ahora con muchos más países, sin descuidar, eso sí, los lazos que ya nos unían con otras naciones, muchas de ellas hogar de millones de salvadoreños.
En cuanto al anuncio del plan de puertos, ya hay empresarios interesados en hacer inversiones en las zonas aledañas para aprovechar el dinamismo económico que se generará. «Estamos hablando de inversiones en las zonas extraportuarias, pues hay bastante terreno alrededor de Acajutla y de La Unión, donde se pudieran establecer empresas, tener a la par el puerto y hacer sus exportaciones e importaciones de forma ágil», explicó el presidente de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA), Federico Anliker, quien adelantó que ya una empresa grande dedicada al rubro de los metales ha mostrado interés para invertir en el país, cuando apenas el presidente había dado a conocer el acuerdo.
Para los industriales, la figura utilizada por el Gobierno del presidente Bukele para asociarse con la empresa turca es la mejor decisión tomada. La metodología de sociedad de economía mixta ha dado buenos resultados a lo largo de la historia nacional, recordó ayer Jorge Arriaza, presidente de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI).
Arriaza puso de ejemplo a Insinca (Industrias Sintéticas de Centroamérica), que desde la década de los años sesenta del siglo pasado ha sido una empresa líder en el ramo de los textiles y que es una inversión conjunta del Gobierno y capital japonés.
A través de la sociedad de economía mixta, el Estado mantiene la propiedad de los puertos, cosa que no sucede con la concesión, pues, en este modelo, un tercero (empresa o gobierno extranjero) toma el control de los activos de un país, pasando, en el caso salvadoreño, a través de un proceso de autorización en la Asamblea Legislativa.