El calentamiento global es responsable de incendios cada vez más grandes en Siberia, Rusia, y en las próximas décadas podrían liberar enormes cantidades de gas carbono actualmente atrapadas en el suelo, afirma un informe científico de la revista Science.
Los investigadores temen que pronto se cruce un umbral, más allá del cual pequeños cambios en la temperatura podrían conducir a un aumento exponencial del área incinerada en esa región, indica el estudio publicado el jueves
En 2019 y 2020, los incendios en esta remota parte del mundo destruyeron una superficie equivalente a casi la mitad de la quemada en los 40 años previos, señala.
Estos incendios recientes arrojaron unas 150 millones de toneladas de gas carbono a la atmósfera, estiman los científicos, lo que contribuye al calentamiento global en lo que se denomina un ciclo de retroalimentación.
El área sobre el círculo polar ártico se calienta cuatro veces más rápido que el resto del planeta y «esta amplificación climática es la que provoca una actividad anormal de incendios», dijo a la AFP David Gaveau, uno de los autores de este estudio.
Los investigadores se concentraron en un área cinco veces y media el tamaño de Francia y con imágenes de satélite observaron la superficie quemada cada año desde 1982 hasta 2020.
En 2020, el fuego calcinó más de 2,5 millones de hectáreas de tierra y liberó, una emisión de gases CO2 equivalentes a los emitidos por España en todo un año, concluyeron los científicos.
Ese año, el verano boreal en Siberia fue en promedio tres veces más caluroso que en 1980. Por ejemplo, la ciudad rusa de Verjoyansk alcanzó los 38 grados centígrados en verano, un récord para el Ártico.
La temperatura media del aire en el verano boreal -entre junio y agosto-, superó los 10°C solo cuatro veces en el período de estudio: en 2001, 2018, 2019 y 2020. Estos también resultaron ser los años con más incendios.
El grupo científico teme que ese umbral de 10°C sea un punto de quiebre que se supere cada vez con más frecuencia, subrayó Gaveau.
«El sistema se sale de control, y debido a un pequeño aumento de más de 10 ºC de repente vemos muchos incendios», explicó.
Dos escenarios posibles
Los suelos del Ártico almacenan enormes cantidades de carbono orgánico, gran parte de él en las turberas. A menudo está congelado o es pantanoso, pero el calentamiento global descongela y seca el suelo de las turberas, lo que aumenta la posibilidad de grandes incendios en la región.
El fuego daña el suelo congelado llamado permafrost, que libera aún más carbono. En algunos casos ha quedado atrapado en el hielo durante siglos o más.
«Si sigue habiendo incendios todos los años, el suelo estará cada vez en peores condiciones. Entonces habrá más y más emisiones de este suelo, y eso es lo realmente preocupante», advirtió Gavaeu.
En perspectiva, los científicos plantean dos posibles escenarios.
En el primero, no se hace nada para combatir el cambio climático y las temperaturas siguen aumentando constantemente. En tal caso, todos los años pueden registrarse incendios de la misma gravedad que en 2020.
En el segundo, las concentraciones de gases de efecto invernadero se estabilizan y las temperaturas se nivelan en la segunda mitad de este siglo. En este caso, incendios como los de 2020 se producirían en promedio cada 10 años, dijo Adria Descals Ferrando, autor principal del estudio.
De cualquier manera, «los veranos con incendios como los de 2020 serán cada vez más frecuentes a partir de 2050 e incluso después», sentenció Gaveau