El mes pasado también estuvo marcado por olas de calor e incendios en todo el mundo, con temperaturas medias en la atmósfera un 0,72º C más altas que las medias recientes de julio entre 1991 y 2020.
El suspense entre los especialistas era escaso, ya que el 27 de julio, incluso antes de que terminara el mes, los científicos habían considerado «extremadamente probable» que julio de 2023 fuera el mes más cálido jamás registrado, todas las estaciones combinadas.
En palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, la humanidad ha dejado la era del calentamiento global para entrar en la de la «ebullición global».
Los océanos también son víctimas de este preocupante fenómeno: las temperaturas registradas en la superficie marítima son anormalmente altas desde abril y los niveles registrados en julio no tienen precedentes.
Grecia sufrió grandes incendios, como Canadá, que por otra parte fue víctima de terribles inundaciones.
Las olas de calor sucesivas en el sur de Europa, el norte de África, el sur de Estados Unidos y parte de China han sido aplastantes.
La red científica World Weather Attribution (WWA) ya concluyó que las recientes olas de calor en Europa y Estados Unidos habrían sido «prácticamente imposibles» sin el efecto de la actividad humana.
Copernicus también indica que el hielo marino antártico ha alcanzado su nivel más bajo en un mes de julio desde el inicio de las observaciones satelitales, un 15% por debajo del promedio durante dicho mes.