Katherine Rivas tiene 23 años, es originaria de Santiago de María, en Usulután, y durante la pandemia ha aprendido a tejer en croché sin imaginarse que crearía su negocio en este rubro.
La joven emprendedora cuenta que a inicios de 2020 se había mudado a San Salvador para buscar una oportunidad laboral, pero debido a la pandemia y el confinamiento fue muy difícil conseguir un empleo, por lo que regresó a su natal Santiago de María a pasar la cuarentena.
Durante ese tiempo, Katherine aprendió a croché tan solo viendo videos en diferentes plataformas de internet y redes sociales.
El nuevo pasatiempo que había adquirido le ayudaba a entretenerse y así comenzó a tejer blusas y sombreros para uso personal.
«Todo lo aprendí viendo videos, no hubo una persona que me enseñara. Me tardé más de un mes para aprender y luego me animé a hacer una camisa para mí», comentó la joven santiagueña.
Su emprendimiento Kathy Crochet lo creó luego de que una amiga y su mamá le sugirieron la idea de vender los productos tejidos.
Actualmente, Katherine ha aprendido a tejer diferentes estilos de blusas, gorros, aritos, diademas, bufandas, flores, incluso se ha animado a tejer muñecos o personajes por encargo. Ella trabaja por encargos de sus clientes y promociona su trabajo en Instagram como Kathy crochet.
«A otros artesanos y emprendedores los invito a que no se desanimen. Al principio cuesta, pero hay que motivarnos y avanzar. Las cosas hechas a mano llevan su tiempo y eso se tiene que valorar, ya que cada pieza que elaboramos es única», añadió.