Desde pequeña, Katherine Torres, de 25 años, soñaba con ser enfermera. Ella cuenta que ver a sus padres y hermanos vestidos como profesionales de la salud la motivó a estudiar esta carrera.
Se graduó en 2018 como profesional en enfermería, y todos los días se traslada desde San Jacinto al megacentro para mantener el control de los insumos médicos. «En mi casa la mayoría son enfermeros, hay tres médicos y ahora somos cinco enfermeras; en total somos ocho en la familia, contando a mis padres, que estamos como profesionales en la salud. Recuerdo cuando yo le dije a mi familia que quería estudiar eso, me dijeron que lo pensara bien porque es una carrera que demanda mucho tiempo y hay que estudiar mucho para conocer los medicamentos que se le pueden recomendar a unas personas o qué hacer en casos de emergencia», expresó Torres.
De acuerdo con Katherine, la carrera de enfermería no permite ningún margen de error, ya que es imprescindible que los profesionales conozcan bien su trabajo, los implementos y las medidas que deben utilizarse para cuidar y tratar a los pacientes. «La carrera es bastante sacrificada, solo en el primer ciclo de carrera llevaba ocho materias. Esto es más que todo por vocación, estudiaba en la mañana y trabajaba en la tarde, no descansaba mucho. Puedo decir que desde que inicié mi carrera dormí tres horas al día. Me levantaba a las 4 de la madrugada de un día y me dormía a la 1 de la mañana del siguiente, ya que estudiaba y trabajaba al mismo tiempo», afirmó la joven.
Uno de los trabajos más difíciles que Katherine ha tenido en estos años de carrera fue cuando laboró en el Hogar Vito Guarato, donde fungía como enfermera a tiempo completo y estaba encargada de cuidar a los niños que viven en este lugar. «En el hogar se trabaja con donaciones, los niños a veces tenían y a veces no. Un día de esos, una niña que estábamos cuidando se enfermó de problemas respiratorios y no pudo sobrevivir. Para mí esto ha sido de las cosas más impactantes, porque se hace todo lo posible para que los niños sobrevivan y al final, no se logra, es realmente difícil», enfatizó.
Aseguró que la oportunidad que tienen los salvadoreños de contar con el megacentro «es bastante valiosa».