«Hemos perdido el principal punto de entrada de la ayuda humanitaria», afirma Andrea de Domenico, que dirige la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en los Territorios Palestinos, en una entrevista a la AFP realizada el jueves.
Israel cerró el domingo el paso fronterizo de Kerem Shalom entre su territorio y el sur de Gaza, a través del que pasaba gran parte de ayuda al enclave palestino, después de disparos de cohetes de Hamás que mataron a cuatro soldados en la zona.
El ejército israelí ordenó posteriormente la evacuación de los barrios del este de Rafah y tomó el control del paso fronterizo entre esa ciudad del sur de Gaza y Egipto, que también quedó cerrado.
Aunque Israel indicó haber reabierto el paso de Kerem Shalom el miércoles, De Domenico asegura que el envío de ayuda sigue siendo «extremadamente difícil».
Y el punto de control de Rafah, por donde entra todo el combustible usado en Gaza, continúa cerrado.
«En Gaza no hay reservas de carburante», lo que significa que «no hay movimiento» y «esto paraliza completamente las operaciones humanitarias», afirma.
La guerra en Gaza comenzó el 7 de octubre con el ataque sin precedentes de Hamás contra el sur de Israel, que resultó en más de 1.170 muertos, la mayoría civiles, según un recuento de la AFP en base a datos oficiales.
La ofensiva de represalia de Israel contra Gaza ha dejado más de 34.900 muertos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de este territorio gobernado por Hamás.
La comunidad internacional lleva meses reclamando la entrada de más ayuda a este territorio, cuya parte norte ya se encuentra oficialmente en hambruna, según la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Cindy McCain.