El fenómeno político que vive nuestro país es sumamente interesante desde que Nayib Bukele empezó a escucharse en el espectro político nacional. Cuando fungía como alcalde del municipio de Nuevo Cuscatlán su nombre empezó a destacar mucho.
Con su nombre extranjero y un pragmatismo en su forma de gobernar esta comuna, su desempeño empezó a diferenciarse y a distanciarse de sus aliados políticos de aquel entonces, que eran del FMLN. Luego conocemos la historia de su rápido ascenso como alcalde de San Salvador y posteriormente a la presidencia de El Salvador, cargo que ostenta actualmente.
En los primeros 100 días de su mandato, Nayib Bukele obtuvo una nota de 8.37, sondeo realizado por el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la UCA. Un año después y luego de estar enfrentando la crisis de la pandemia de la COVID-19, Nayib Bukele aparece más fortalecido con una calificación de 8.67 en la encuesta presentada el 14 de septiembre de 2020 por la UFG.
Todo gobernante tiene un desgaste con el paso del tiempo; sin embargo, vemos que con Nayib Bukele este típico efecto no ha aparecido. Incluso la infinidad de entrampamientos de la oposición política y los constantes emplazamientos a sus ministros con la finalidad de desgastar a su gobierno no han tenido resultados en su contra.
Con un estilo duro donde objeta los ataques constantes de medios y de opositores políticos, le ha permitido ganar la admiración de la mayoría de salvadoreños. Quienes por décadas veían un eterno enquistamiento dictatorial de muchos diputados en la Asamblea Legislativa, donde varios de ellos llevan más de 18 años.
Luego de la corrupción comprobada de los gobiernos de ARENA y el FMLN y de la mejora sustancial en obras con este gobierno, ejemplo de ello es la dignificación de la carrera policial, al entregar bonos económicos adicionales a su salario, modernización de sedes policiales derivando en la disminución de violencia homicida en el país.
En salud se han entregado bonos a personal médico y la construcción del Hospital El Salvador es sumamente importante debido a que será un legado para las nuevas generaciones, y esperemos que esto les haga recordar que no podemos volver a un sombrío pasado donde estas obras quedaban sin terminar y con el dinero «extraviado» por quienes las realizaban.
Los actuales candidatos a diputados y alcaldes por Nuevas Ideas tienen un importante respaldo con la figura del presidente Nayib Bukele, indudablemente eso les brinda peso político ante la población salvadoreña, y, muy por el contrario, los nuevos candidatos que representan a la oposición tienen ínfimas posibilidades de reelegirse en la Asamblea Legislativa.
El discurso de los nuevos candidatos es una maraña similar, intolerante e infructífera a la de muchos diputados actuales. Desde una candidata del PDC que está de acuerdo en negociar con pandillas hasta los promotores del aborto de Nuestro Tiempo. Definitivamente abyectas y deplorables propuestas que solamente vendrían a socavar los avances logrados hasta la fecha.
Sin embargo, a pesar de todos estos ataques hacia el gobierno de Nayib Bukele, su coraza política es impenetrable. Real Data, con sede en Miami, lo posiciona como el mandatario mejor evaluado de 2020 de A. L., con 96 %. Esto le permitirá expandir su caudal político a los candidatos de su partido y, de ganar mayoría legislativa, tener una cómoda gobernabilidad.