La belleza de las plazas, iglesias, volcanes y playas de El Salvador se ha combinado con los movimientos artísticos del Ballet Nacional de El Salvador, la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Folklórico Nacional para ser inmortalizados en es una serie fotográfica de los mexicanos Edgar Olguín y la maestra Brenda Martínez.
«Instantes entre hilos» son 18 fotografías que tienen una idea inicial de involucrar a investigadores de textiles mexicanos para contextualizar su origen, registrar los procesos técnicos de elaboración artesanal y lograr fusionar todo con la majestuosidad del ballet con los espacios públicos.
«La fotografía es el arte creativo que comunica ideas a través de la imagen que permanece. Por otra parte, el lenguaje de la danza se manifiesta brevemente porque su escénica radica en la colección mágica entre los espectadores y los bailarines, esto sucede en un momento, es efímero», expresó la ministra de Cultura, Mariemm Pleitez, quien inauguró la exposición el pasado 4 de marzo, en conjunto con el embajador de México, Ricardo Cantú Garza.
En las fotografías se puede apreciar la magia de la belleza que muchas veces se esconde en lo rutinario y cotidiano de la vida, pero que con un clic Holguín ha logrado que tras la frecuencia de un recorrido en la ciudad cada día puede ser algo novedoso.
Para lograr inmortalizar los momentos en espacios no convencionales, el fotógrafo trabajó de la mano con los salvadoreños Diana Granados y Sergio León, de Ballet Nacional de El Salvador; Ernesto García y Abigaíl Rivera, de la Compañía Nacional de Danza, y los bailarines Nelly Alvarado y Joaquín Rendón, del Ballet Folklórico Nacional.
Al trabajar en conjunto con los bailarines profesionales se demuestra que a veces romper las prácticas habituales puede dar como resultado una escena disruptiva, que convierte al danzante y a los lugares en una misma esencia.
«En este encuentro presenciamos el resultado de un suceso insólito, donde la danza y la fotografía se fusionan exigiéndose mutuamente colaboración y complejidad para inmortalizarse […] El resultado es esta serie fotográfica que resalta la belleza de nuestro terruño y que se funde con el talento de nuestros bailarines», agregó la ministra.
«Es una muestra del hermanamiento entre México y El Salvador, un ejemplo de cómo a través de la cultura podemos encontrar coincidencias que nos unan como pueblos latinoamericanos», manifestó, por su parte, el embajador.
La realización del proyecto estuvo dirigida por el director nacional de Artes, Salvador Vásquez, y el agregado cultural de la Embajada de México, Gabriel Mendoza, quienes acompañaron en el corte de cinta inaugural, junto al popular fotógrafo mexicano Edgar Olguín.
La exposición permanecerá hasta el próximo 30 de marzo en la plaza Morazán. Posteriormente será trasladada hasta la plaza del Teatro Nacional Francisco Gavidia de San Miguel como parte del compromiso del Ministerio de Cultura por descentralizar la cultura.
«Con esta muestra hacemos posible que miles de salvadoreños que transitan estas calles puedan contemplar la exposición y agregar a la cotidianidad un momento de arte y de la esperanza que tantos necesitamos. También, esta muestra está dedicada a todos los hermanos lejanos que nos visitan, a los turistas que vienen y que quieren conocer a nuestro país», detalló Pleitez.
Instantes entre hilos
La idea de bautizar la exposición con el nombre «Instantes entre hilos» surge como una entrada al arte por tres puertas importantes: la danza, la fotografía y el trabajo de artesanos textiles.
«Brenda Martínez y Edgar Olguín tejen esta historia de imágenes y evocaciones en las que entrelazan sus propios hilos para contar este relato visual que se desenreda poco a poco. Un relato que nos lleva atados a descubrir los tesoros textiles artesanales que arropan a dos países que se entretejen en colores y formas, que despiertan a la misma luz», se lee en la descripción de la exposición, escrita por Carolina Solís, una periodista mexicana.
Con el proyecto se resalta, además, el trabajo de artesanos que mantienen vivas técnicas milenarias de tejidos, para que los salvadoreños puedan conocer este arte.
«Esos artesanos, que con sus manos celebran la identidad, que transforman, que reinterpretan su cultura y sus raíces para mantener vivas, para atarlas, a nosotros con el nudo indestructible de la belleza que persiste, que se atrapa en una imagen y nos arropa con colores tejidos por la eternidad», detalla la periodista.