El ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, destaca que el exitoso plan de seguridad ideado por el presidente Nayib Bukele a través del Plan Control Territorial (PCT) y el combate frontal a las maras hicieron que los salvadoreños recobraran la tranquilidad durante el año pasado a escala nacional. El funcionario asegura que la estrategia ha tenido buenos resultados gracias al trabajo complementario entre los órganos Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ya que desde finales de marzo de 2022 permitió que el Estado tomara el control de algunos territorios que por muchos años estuvieron asediados por las diferentes estructuras criminales. Villatoro expuso que para este 2023 seguirán trabajando de la mano con los diferentes poderes y los más de 6 millones de salvadoreños para consolidar los objetivos planteados en el plan de seguridad.
¿Cuáles son los grandes resultados que dejó en 2022 la guerra contra las pandillas?
Tenemos que entender el análisis o la lectura de lo que nos deja el año más seguro de la historia del país, que fue el 2022. Está bien claro que existieron dos El Salvador: un El Salvador de enero a marzo, que es cuando se concentró el 65 % de los 495 homicidios que tuvimos en el año; el 65 % fue en esos primeros tres meses y el restante 35 % se cometió durante nueve meses; entonces, digamos que lograr reducir la tasa de homicidios de 18.1, que es como se cerró en el año 2021, a 7.8 realmente es un hecho, y lo mencionaba el señor fiscal el día de la conferencia de prensa. No hay un registro en ningún país en el mundo que haya logrado una reducción de más de 60 % de la tasa de homicidios, un país como lo ha hecho El Salvador, y esto no es más que ese reflejo del Plan Control Territorial, que logra su mayor exposición con la implementación del régimen de excepción. Ya esas cuatro fases que eran públicas del Plan Control Territorial, que se lanza el 20 de junio de 2019, llevaban un trabajo tras bambalinas que era analizar el fenómeno de la delincuencia.
¿Por qué la implementación del régimen de excepción?
Porque teníamos que sustituir el régimen terrorista sobre el que vivían más de 6 millones de salvadoreños, y de ahí también se advierte el éxito en el respaldo de la población, porque el 95 % de la población está de acuerdo, porque hemos sustituido un régimen de muerte, una cultura de muerte, por un régimen de excepción, que no es más que el Estado asumiendo el control sobre el territorio. En apenas ocho meses de régimen logramos lo más importante en materia de seguridad que ha hecho nuestro presidente Nayib Bukele. A los pocos días de haber implementado el cerco, en su afán, el presidente informó al país y al mundo que El Salvador había recuperado el control sobre el territorio. Esos son los hechos que han acompañado a las reducciones históricas en materia de homicidios.
¿Qué opina sobre que El Salvador cerró con una tasa de homicidios muy inferior a la de Costa Rica?
Nuestro sueño o nuestra aspiración era Costa Rica, y mirábamos a Costa Rica como un imposible; sin embargo, este año ya no es un imposible. Ya Costa Rica está viendo qué es lo que ha hecho El Salvador. La tasa de ellos rondó los 12 homicidios por cada 100,000 habitantes, mientras que la nuestra fue de 7.8. Quiere decir que Costa Rica ha tenido más o menos como 700 u 800 [asesinatos]. Nosotros, aparte de esa reducción histórica, aparte de haber superado la cifra del país con mayor legado democrático, que es Costa Rica, no es más que el reflejo de que todas estas estrategias han venido a funcionar, pero no solo se redujo en lo mismo, en los homicidios. También todos los demás delitos que eran cometidos por pandillas que siempre estaban relacionados con violencia, como robos, extorsiones, violaciones; todos también se redujeron durante el régimen de excepción.
¿A qué se debe el éxito de la guerra contra las maras?
Desde el momento en que activamos la guerra en contra de las pandillas, ya sabíamos quiénes eran nuestros 76,600 pandilleros, el objetivo, con nombre, apellido y registro fotográfico. Si yo no tuviese ese registro, no le podría decir cuándo agarramos a estos que se han puesto otros tatuajes encima. ¿En esos 76,600 mareros se incluye a los menores de edad? En esos 76,600 no está el registro de los menores de edad porque las leyes que nos dejaron en esa materia prohibían a las autoridades llevar registro. Entonces, digamos que tenemos bien estructurado el trabajo pendiente por hacer, y si bien es cierto que a nivel numérico estamos próximos a los 76,600, lo cierto es que nosotros tenemos bien claro qué es lo que nos hace falta, porque hay una cifra de menores y hay una cifra de colaboradores. Por ejemplo, ahorita con droga, con armas, hemos capturado a varias personas que no teníamos fichadas, pero que sí eran colaboradores de la pandilla.
¿A qué se debe la clasificación de las pandillas como una corporación criminal?
¿Qué es lo que hacían las pandillas? Tenían territorio, tenían población y tenían recaudación. Casi era un modelo de un Estado paralelo que funcionaba a la par del Estado de El Salvador.
¿Cree que con el sistema de justicia anterior estarían ganando el combate a las maras?
Anteriormente, todo en la infraestructura de justicia penal era perverso y estaba diseñada para que, como Estado, jamás le ganáramos la guerra a ningún tipo de delincuencia organizada. Cuando arranca el régimen de excepción, nosotros teníamos más de 400 jueces para atender delincuencia común y solo teníamos 11 jueces para atender el principal enemigo de la sociedad, que eran las pandillas. Entonces, esto era un sistema perverso que estaba diseñado para que El Salvador y muchos otros países de América Latina no salieran nunca de su problema de inseguridad.
¿Qué significa para su Ministerio la captura de 10 de las 15 sillas de la Mara Salvatrucha?
Esa fue parte de la estrategia y eso deviene del mismo conocimiento del planteamiento del enemigo. Nosotros sabíamos que la plantilla más grande en este país era la MS y que tenía 15 sillas [jefes nacionales]. Eran las que gobernaban, pero de esas 15 sillas nosotros sabíamos quiénes eran los logísticos y quiénes eran los que distribuían la droga a escala nacional. Entonces, en los primeros meses del año, nosotros ya teníamos a siete sillas de las 15. Ahorita ya vamos por 10. Entonces, eso también es parte estratégica para derrumbar por completo esa institución, ese corporativo criminal que tenía la MS.
¿Y qué hay de los jefes de la pandilla 18?
Estamos atentos con toda la tecnología y todos los recursos para ver quién se autoproclama el nuevo pilar nacional, porque este país ya no es de los pandilleros.
¿Cómo ha mejorado la coordinación con el Centro de Pandillas Transnacional en el marco de la guerra a las maras?
Le adelanto que durante este régimen de excepción hemos hecho más de 70 operaciones coordinadas con nuestros vecinos, entre Honduras, Guatemala, Belice, México y el mismo Estados Unidos. De todos esos países hemos traído a pandilleros para someterlos a la justicia.
¿Cómo logran la captura de pandilleros en otros países?
La ubicación de la décima silla se hace desde territorio salvadoreño. La operación de captura es la que se coordina con las autoridades. Nosotros les damos la información precisa de dónde están esos pandilleros, dónde estaban en México, dónde estaban en Belice, dónde están en Guatemala. En el tránsito que iban a Estados Unidos, muchos ya han sido capturados no en la frontera, sino ya en suelo estadounidense, y vienen retornados.
¿Qué opina del apoyo brindado por la población a través de las denuncias contra pandilleros al 123 y en sedes policiales?
Yo creo que esa lectura es bien importante, porque quiere decir que, en una comunidad de 100 personas, 95 apoyan nuestra guerra en contra de la pandilla y solo cinco están en contra, pero también lo que hemos venido viendo es la pérdida del miedo de la gente a denunciar.
¿Cuáles son las expectativas para 2023?
Este año vamos a seguir trabajando de la mano con todos los poderes del Estado y con los más de 6 millones de salvadoreños, que se merecen vivir en paz, para consolidar los objetivos planteados en nuestra estrategia de seguridad y para seguir implementando las fases que hacen falta del Plan Control Territorial. El Salvador ha pasado de ser uno de los países más peligrosos del mundo a ser un modelo de combate a la criminalidad y el terrorismo.