Usualmente, los presidentes estadounidenses sueñan con lograr una tasa de desempleo históricamente baja, pero para el presidente Joe Biden, un mercado laboral tenso es también sinónimo de una inflación preocupante, que podría costarle caro al Partido Demócrata.
La popularidad del mandatario cayó en los últimos meses por culpa de la inflación, incluso aunque la tasa de desempleo bajó progresivamente. «En cuestiones políticas, nada más importa» que el alza de los precios, afirmó Charlie Cook, fundador de la publicación Cook Political Report.
La inflación a 12 meses se situó en su punto más alto en cuarenta años, en 8,5% en marzo, en un año, contra 7,9% en febrero, según el Índice de Precios al Consumo (CPI en inglés), publicado el martes.
El crecimiento del empleo es sin embargo una medida tradicionalmente relevante para medir el éxito presidencial, y la Casa Blanca ha intentado atraer la atención de la opinión pública sobre los logros en el mercado del trabajo.
Los pedidos semanales de subsidios de desempleo están en su nivel más bajo en cinco décadas y la tasa de desempleo casi volvió a su nivel previo a la pandemia.
Pero, como resaltó Cook, estos argumentos no calan entre la población mientras el alza de los precios, jamás vista en cuatro décadas, afecta la gasolina, los alimentos, las rentas y otros gastos.
La tasa de aprobación de Biden ronda ahora el 42,4%, según el recopilador de sondeos FiveThirtyEight. A siete meses de las elecciones de medio mandato, cada vez se hace más plausible que los demócratas pierdan su endeble control de una, o quizás las dos, cámaras del Congreso.
«Los precios elevados impiden que los estadounidenses sientan el boom de Biden», declaró Will Marshall, presidente del Progressive Policy Institute, un centro de estudios de centroizquierda.
Biden asumió el cargo en un momento en que el desempleo iba en descenso tras haber crecido a 14,7% en el apogeo de la pandemia, después de que las empresas despidieran en masa a sus trabajadores por el covid-19.
Bajo su mandato, la tasa de desempleo cayó regularmente a lo largo de 2021 y alcanzó 3,6% el mes pasado, apenas por encima de su nivel anterior a la pandemia.
Paso en falso
Los sondeos muestran que los estadounidenses culpan a Biden. Cerca de dos tercios de los estadounidenses desaprueba la gestión de la economía del mandatario, según una investigación de la Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, publicada el mes pasado.
Por su parte, el instituto de sondeos progresista Navigator afirmó que más estadounidenses creen que la economía pierde empleos en lugar de generarlos.
La tasa de inflación elevada es la consecuencia de penurias mundiales de componentes, y de la política de bajas tasas de interés defendida durante mucho tiempo por la Reserva Federal, así como de las inversiones y subsidios de gobierno que hicieron crecer la demanda de los consumidores estadounidenses.
Pero la administración de Biden también dio pasos en falso en sus prioridades con el Congreso, subrayó Marshall.
Aunque logró el respaldo de ambos bandos para renovar las infraestructuras del país, el dirigente demócrata no logró la adopción por el Congreso de Build Back Better, su amplio proyecto de refundación de los servicios sociales.
«Con el tiempo, el mercado del trabajo en ebullición debería ser una ventaja para el presidente», afirmó el experto. «Pero en este momento, la gente no hace esa conexión y la inflación es parte del problema».
Para limitar el alza de los precios, el banco central estadounidenses (Fed) está aumentando las tasas de interés, y numerosos economistas piensan que el pico de inflación debería aplanarse a lo largo del año.
Pero quizá llegue demasiado tarde para Biden.
Sus dos predecesores en la Casa Blanca vieron a sus partidos perder el control de la Cámara Baja durante la primera elección de medio mandato. Y Biden podría sufrir el mismo destino, predijo Cook.
«¿Veremos realmente una reducción significativa de la inflación de aquí a que inicie la votación entre finales de septiembre y octubre? No creo que sea realista», advirtió.