Desde que las primeras vacunas contra la COVID-19 comenzaron a administrarse en el mundo, surgieron diferentes cuestionamientos en cuanto a los posibles efectos secundarios, como la trombosis en personas que se pusieron la vacuna de AstraZeneca.
Sin embargo, médicos aseguran que estas afirmaciones no tienen fundamento, y la realidad es que el riesgo de sufrir una trombosis (coágulo) se incrementa con otros factores que están alejados de la aplicación de cualquier vacuna contra la COVID-19.
«Lo más importante de todo esto es hacerles ver a las personas que hay mucho más riesgo de morir por COVID-19, que es de 1.4 % de probabilidad, y esto lo tienes que contrarrestar con el 0.0001 % de morir por una trombosis causada por la posterior vacunación contra la COVID-19. Lo que tiene que ver la persona es que es mucho más probable que si no se vacuna va a estar en riesgo de muerte por una Redacción Boris Lozano complicación de COVID-19», explicó el doctor Ricardo Quiñónez.
Hasta la fecha, los estudios internacionales sobre estos casos no han comprobado la aseveración sobre este supuesto efecto secundario; al contrario, médicos aseguran que el beneficio de aplicarse la vacuna contra la COVID-19 es más elevado, comparado con los casos de trombosis que produce la enfermedad a las personas que se contagian con este virus.
Ante esto, el epidemiólogo mexicano Alejandro Macías explicó en un video informativo que estudios llevados a cabo en Europa por la Universidad de Oxford dieron como resultado 39 casos de trombosis después de padecer la COVID-19, por lo que, según él, el riesgo de sufrir este padecimiento es mayor al contagiarse con el virus que al recibir la vacuna.
«Cuando analizan una gran cantidad de personas, cientos de miles en la población general, encuentran que después de la COVID19 hay aproximadamente en las siguientes dos semanas 39 o 40 casos de trombosis de los senos venosos de la cabeza. En cambio, después de la vacuna de AstraZeneca, según han reportado los europeos, hay alrededor de cinco casos», afirma Macías en su canal oficial.
Asimismo, el doctor Quiñónez detalló que el riesgo de sufrir una trombosis es 100 veces mayor por el consumo de anticonceptivos orales en el caso de las mujeres que por el simple hecho de vacunarse con cualquiera de las vacunas disponibles contra la COVID-19.
«Recuerdo cuando hice yo este ejercicio [probabilidad de ocurrencia de trombos] había 57 millones de personas que habían sido vacunadas en el mundo, y de esas había 59 pacientes que habían tenido una trombosis venosa a nivel cerebral, y de esos habían muerto 18. Si partimos de eso, la probabilidad de que una persona muera por una trombosis venosa cerebral después de la vacunación es de aproximadamente 0.0001 %. Es más baja la probabilidad de que muera por una vacuna de AstraZeneca que le causó la trombosis a que muera por el uso de anticonceptivos orales, que es 100 veces mayor en cuanto a la formación de trombos», enfatizó Quiñónez.
Por otra parte, detalló que hay verdaderos factores externos que predisponen a una persona a padecer de trombosis, y que suelen ser los más comunes en la ocurrencia de este tipo de afecciones.
«El uso y abuso del cigarrillo, uso de anticonceptivos orales, medicamentos específicos que ya están relacionados con la génesis de trombos. Todo eso se puede ver, y en este caso también hay situaciones autoinmunes que son propias de cada persona que te generan ese problema de formar trombos, que es lo que se ha suscitado como probable teoría que explica la formación de trombos posterior a la vacunación», dijo el médico.
Ambos doctores hacen el llamado a la población a que, llegado el momento de aplicarse la vacuna, lo haga, ya que de esta manera previene cualquier complicación de salud a causa del virus, incluyendo la trombosis que la enfermedad podría producir.