Las inmensas plantaciones de caña, meciéndose al ritmo del viento, son el escenario perfecto para penetrar en el maravilloso mundo del ron y conocer sus orígenes, desde la caña, los procesos de producción hasta la travesía para llegar a los distintos mercados de exportación.
Todo empieza en la planta de producción de la Destilería Cihuatán, ubicada en Aguilares, al norte de San Salvador, donde la tradición y la innovación se fusionan para elaborar un ron que se ha convertido en un embajador salvadoreño en el mundo.
Para vivir esa experiencia, el año pasado, la destilería, considerada la primera y única productora de ron en El Salvador, lanzó el Tour del Ron Cihuatán, una iniciativa que permite a los turistas conocer la riqueza de un producto que transforma la caña de azúcar en un ron artesanal, inspirado en la riqueza histórica de los mayas.
Con el saludo «Bienvenido a la tierra de las leyendas» arranca el tour que se ha convertido en una opción turística en una zona que durante muchos años estuvo asediada por la delincuencia, pero, ahora, gracias a la estrategia de seguridad del Gobierno es posible visitarla con plena confianza.
Fernando Cuenca, coordinador comercial de Ron Cihuatán, confirmó que la seguridad ha permitido que la participación de los turistas haya registrado un franco crecimiento.
«Antes era más complicado porque se tenía que pasar por zonas que no se visitaban, pero ahora tenemos la ventaja de que se puede salir más», aseguró.
Parte del recorrido, a cargo del guía de experiencia Roberto Escobar, es conocer la bodega de añejamiento, donde hay 2,500 barricas con rones desde cuatro hasta 20 años.
Las barricas más populares son roble blanco americano, procedente de Kentucky; seguidas de las de roble blanco francés, originario de Cognac. En la bodega también hay barricas de ceiba maya hechas en El Salvador.
Se estima que de cada barrica salen entre 200 y 300 botellas que son parte del portafolio de la marca, que incluye la línea básica: Jade, cuatro años; Índigo, ocho años; Cinabrio, 12 años; Xaman X0 y Artesano; y ediciones limitadas: Alux y Suerte.
El recorrido incluye conocer el laboratorio donde la maestra ronera Gabriela Ayala se encarga de preparar las fórmulas que más tarde se convierten en un producto terminado; y el salón de llenado en el que se encuentran las células de lavado, llenado, etiquetado, empaque y despacho.
En general, la planta de producción tiene capacidad para producir 2,400 unidades por día, aseguró Natalia Vergara, jefa de producción.
Una de las etapas más atractivas del tour son las catas, en las que los visitantes pueden vivir una verdadera experiencia de mixología, degustar las distintas presentaciones de la marca y hasta elaborar su propio cóctel.
UN EMBAJADOR DE EL SALVADOR EN EL MUNDO
Hace 20 años, Ron Cihuatán comenzó a añejar su primera botella, y cinco años más tarde salió al mercado local, pero fue hasta 2018 que logró saltar a los mercados internacionales. El primer mercado al que el ron salvadoreño llegó fue a Lituania, en Europa.
En la actualidad, el 45 % de la producción se vende en el país y el resto se coloca en 21 mercados internacionales, entre los que destacan Francia, donde colocan entre 27,000 y 30,000 botellas anuales; Estados Unidos, con un promedio de 23,000 y 25,000; y Alemania, en donde se venden entre 15,000 y 17,000.
La marca también exporta a mercados europeos en Hungría, Suiza, Lituania, República Checa y Letonia; a países asiáticos como Corea del Sur; y a Latinoamérica: México, Perú y República Dominicana.
La apuesta de la empresa para 2025 es incursionar en mercados importantes, como China, India, el Reino Unido, España, Portugal y Marruecos, en los que espera posicionarse y competir con otras marcas del mundo.
El próximo año, Ron Cihuatán proyecta un crecimiento del 10 % en las exportaciones hacia los distintos mercados en los que poseen importantes sinergias con embajadores de la marca que han contribuido, además de contar con una amplia red de mixólogos.