La aplicación de una tercera dosis de la vacuna contra la COVID-19 con un mecanismo diferente a las dos primeras ha demostrado, con base en evidencia científica, que aumenta la protección contra el virus, por lo que varias farmacéuticas han solicitado a las diferentes entidades regulatorias la autorización de un refuerzo o «booster», de manera que, ante la aparición de nuevas variantes, se garantice una protección óptima.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) a pesar de que las vacunas son efectivas contra la COVID-19 y sus variantes; sin embargo, las de preocupación se caracterizan porque aumentan la transmisibilidad, la virulencia y sobre todo porque disminuyen la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, así como de las vacunas y los tratamientos disponibles.
Ante esta situación, para mantener los niveles óptimos de anticuerpos frente a la afectación de las variantes, la evidencia científica sugiere la aplicación de una tercera dosis.
«Como medida se decide una tercera dosis para aumentar más esta efectividad. Pongo un ejemplo: al utilizar un mecanismo de virus atenuado y combinarlo con otro mecanismo podemos aumentar esta inmunidad de cinco a 10 veces, más la inmunidad inicial que teníamos con dos dosis. Esto creo que es una razón suficiente para decidir la tercera dosis para personas con riesgo mayor de letalidad por la COVID-19», explicó el director del megacentro de vacunación, Alejandro Quiñónez.
Recientemente, en una entrevista radiofónica el ministro de Salud, Francisco Alabi, se refirió a la combinación de mecanismos de vacunas para lograr la protección óptima contra la COVID-19.
«Si usted se colocó un virus inactivo [primeras dosis], ahora le vamos a poner un ARN mensajero [tercera]. Pueden ponerle cualquiera que no sea de la misma farmacéutica, y eso podría ser AstraZeneca, Pfizer o Moderna, cualquiera de las tres», detalló Alabi.
La inoculación de una u otra vacuna de las farmacéuticas referidas depende de diferentes factores que incluyen la disponibilidad del biológico, la cadena de frío, entre otros.
«¿De qué depende que le pongan Pfizer o AstraZeneca? Depende de varios factores: la existencia, del lugar donde se tengan las vacunas, no todos los puntos de vacunación tienen las mismas cadenas de frío porque hay vacunas que tienen una cadena de frío diferente a las otras», señaló el ministro de Salud, Francisco Alabi.
Por su parte, el doctor Quiñónez explicó que la tercera inoculación brindará un soporte para que la inmunidad generada por las dos primeras no disminuya ante las nuevas variantes.
«Se han hecho estudios en los que se han visto las diferentes efectividades de las vacunas según su fabricante, y se comprobó que a pesar de que siguen siendo efectivas contra las variantes, como la delta, por ejemplo, sí disminuían la efectividad», indicó.
Desde el pasado 26 de septiembre se habilitó a escala nacional la tercera dosis para el personal de salud, la Fuerza Armada, la Policía Nacional Civil (PNC), los cuerpos de socorro y los adultos mayores. «Siempre la vacunación de los adultos mayores es una prioridad para el Gobierno del presidente Nayib Bukele, en el sentido de que son personas vulnerables al virus y aun más a la nueva cepa [delta], que ya sabemos que está en nuestro país», subrayó Quiñónez.
Posteriormente, el pasado 5 de octubre, el presidente de la república habilitó la tercera dosis para los salvadoreños mayores de 18 años.