La Esquina del Chino
Tengo que confesar que me he convertido en un adicto a las series turcas. Pero mi hijo Diego y algunos cinéfilos me insisten en que esas no son series, sino más bien telenovelas al más puro estilo mexicano y venezolano.
Lo que sí es cierto es que mi adicción ha llegado a niveles enfermizos. Me he dado cuenta de que he sustituido mis reuniones sociales por tal de estar solo en mi habitación pasando largas horas todos los días y fines de semana viendo mis series turcas.
A través de ellas y no de Wikipedia estoy aprendiendo a conocer elementos básicos de la cultura turca muy rica en tradiciones, algunas conservadoras, pero otras muy liberales influenciadas por la cultura occidental. Por ejemplo, le pueden dar mucha importancia a esperar a darse el primer beso hasta casarse, pero igual pueden abordar el tema de la infidelidad recurrente en las historias de amor y desamor.
He viajado mentalmente por sus ciudades y barrios de Terkidag, el parque de Emirgan, la costa del mar Egeo, las ciudades de Estambul y sus bazares, Bodrum y la colorida región de Mugla. Punto aparte tiene Capadocia con su espectacular despliegue de globos aerostáticos.
Estas series aprovechan para mostrarnos orgullosamente sus mezquitas, como la Selimiye, que se convirtió en el símbolo del Imperio otomano, la Gran Mezquita de Divrigi, entre otras, sin dejar afuera a Santa Sofía, famosa por su enorme cúpula, considerada como el epítome de la arquitectura bizantina. Se dice de ella que «cambió la historia de la arquitectura» (esto sí lo tome de Wikipedia). Todas estas bellezas arquitectónicas tienen presencias, ya sea como intercortes entre escenas o como flashback para trasladarnos en el tiempo.
He imaginado los sabores de su rica variedad culinaria, pero sí me saca de onda que, sin razón alguna, toman té como nunca había visto en una cultura. Todo lo arreglan tomando té y el famoso café turco. No hay ninguna serie que en todas las oficinas una persona pase a cada rato con una bandeja repartiendo té. Me imagino que en todo guion y a la hora del casting nunca debe faltar el papel del personaje repartiendo té, y no es solo un personaje pasivo, maneja los secretos de todos.
Esta idea de apostarles a las series o telenovelas turcas y el cine como estrategia de vender turísticamente al país les está funcionando. Solo el año pasado los turistas latinos que viajaron a Turquía creció a más de un 20 %, en gran parte debido a la influencia de la industria cinematográfica. Todas las locaciones están en función de exponer al país, las costas, la combinación de ciudades modernas con barrios de gran tradición cultural. El respeto y la convivencia donde confluyen la mayor parte de religiones. Los colores, los sabores, los olores, todo está muy bien tratado.
Ya quedaron atrás las noches de ir a La Dalia, lo siento, Karlita, pero ya voy a regresar, El Tunco y Beerstation, en la San Benito. He llegado a tal punto de que puedo estar viendo partidos de la Copa América, Eurocopa y Olimpiadas, tener reuniones vía Zoom sobre proyectos estratégicos y aun así siempre tengo otro dispositivo que a cualquier pausa retomo mis series turcas.