El portal de la alcaldía de San Miguel es el punto de encuentro de las artesanas de Yucuaiquín, La Unión, que por generaciones han elaborado ramos de palma para ser comercializados por las fiestas del Domingo de Ramos, la celebración que recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén, previo a su pasión y muerte.
«Para mí la venta de ramos es una fiesta, pero con el Señor. Viera de noche es muy bonito, viene la gente a mirar, platicar y nos trae refrigerio», comenta Rosa Pérez, de 75 años.
Ella asegura que tiene 50 años de vender los ramos y asegura que junto al resto de artesanas se preparan con tres meses de antelación a la Semana Santa.
«Lo primero que hacemos es buscar la palma y hacer los petatíos, después comprar las varitas para hacer las cruces, se pinta un poquito la palma para que quede bonito, y luego dice uno a comparar la palmita, hacer el ramo», explica la artesana.
Los ramos tienen un costo que van desde $1.50 hasta $3 dependiendo de su tamaño.
Pero San Miguel no es el único punto de venta de los tradicionales ramos, las artesanas de Yucuaiquín pueden encontrarse en la iglesia El Calvario en San Salvador, así como en Santa Rosa de Lima y Usulután, entre otros lugares, donde son apreciadas sus creaciones acompañas con el peculiar aroma de la flor de coyol.