Por primera vez desde que participa en elecciones, el FMLN no tendrá una bancada legislativa ni gobernará un solo municipio. Los comicios del 4 de febrero y del 3 de marzo han sido la peor participación electoral de la agrupación de izquierda desde que fue legalizada como partido político tras los acuerdos con ARENA en 1992 para poner fin a las hostilidades armadas.
Incluso, cuando en 1994 lanzaron a sus excomandantes como candidatos a diputados y alcaldes, lograron una importante representación legislativa e incursionaron en los gobiernos municipales. En esa ocasión, la elección presidencial se definió en segunda vuelta debido a su participación.
Sin embargo, 30 años después han sido reducidos completamente. A pesar de la debacle electoral, la dirigencia farabundista se aferra a los pocos votos que recibió en las presidenciales para afirmar que son «la segunda fuerza política de El Salvador». Además, consideran que los pobres resultados en las urnas se deben a una serie de estrategias impulsadas por el Gobierno y no a las pésimas decisiones que tomaron y a su comportamiento en el poder, donde se dedicaron a saquear las cuentas del Estado.
«Más allá de lo que digan, nos convertimos en la segunda fuerza política nacional», afirmó Óscar Ortiz, el secretario general del Frente, durante una conferencia de prensa, acompañado de la cúpula roja y del excandidato presidencial Manuel Flores.
El primer presidente del FMLN, Mauricio Funes, naturalizado nicaragüense para evadir las acusaciones por corrupción en su contra, le ha dicho a la actual dirigencia del partido de izquierda que la fuerza política se mide por la capacidad que tengan de ganar espacios públicos, de la cantidad de alcaldes y diputados que tengan, por lo que calificó de «mediocres» las declaraciones de Ortiz.
Y el excandidato presidencial, viralizado por llamar The Front a su partido y autoproclamarse como Chinese Flowers, habla de un «nuevo comienzo» al hecho de haberse quedado sin ninguna alcaldía.
Quizás ese «nuevo comienzo» sea lo único en lo que tenga razón Flores, pues permitirá que las ideas de izquierda tengan un espacio para surgir y desarrollarse de forma independiente, y no bajo la sombra de unas siglas que se alejaron de la ciudadanía y son sinónimo de corrupción.
La fuerza del cambio llegó, pero para desplazar a la decadente clase política, como el FMLN y sus aliados de ARENA.