Desde las 6 de la mañana, Ana María Borja, originaria del cantón Tacubita, en Ahuachapán, sale de su casa para trabajar en un vivero de café, un empleo nuevo pero que le es familiar, ya que desde los 18 años se dedica a la corta de la uva de oro.
Borja, al igual que otras 10 mujeres, son parte de los proyectos productivos FUNDAGEO Ahuachapán, los cuales buscan darle una opción laboral a las personas de las zonas de influencias de las centrales geotérmicas.
Según la ahuachapaneca, el hecho de que la fundación la haya «tomado en cuenta, es una bendición», ya que el salario que devenga le sirve para para la alimentación de sus padres y, sobre todo, de sus hijos.
«El hecho de que FUNDAGEO apoye a las mujeres es una gran ayuda para nosotros, nos beneficiamos bastante y sacamos el alimento para nuestros hijos, para nosotros y lo que ellos necesitan en nuestras casas», dijo la actual viverista.
Además de Borja, María Jeanette Caishpal, de 45 años, comentó que el trabajo en el vivero es un beneficio con lo que ha podido sacar adelante a sus hijos, y aseguró que ese tipo de actividades empoderan a las mujeres y las pone en el mismo lugar que un hombre, ya que «tienen la capacidad de hacerlo».
Stephanie Daboub, directora ejecutiva de FUNDAGEO, explicó que este proyecto se enfoca en trabajar para mejorar la calidad de vida de las personas de las zonas de influencia de la fundación, en especial de las mujeres de las comunidades.
«Nuestra idea con este proyecto es recuperar el rol principal que tiene la mujer en la sociedad, generando que vuelva a ser ese motor de las familias», dijo la ejecutiva de la fundación.
En total, las viveristas y otros trabajadores han sembrado más de 6,000 plantas de café, que ya tienen alrededor de tres años cultivadas. Además, en el vivero hay 1,079 plan[1]tas del grano para regalar a productores, y se cuenta con 60,000 que se va a producir para reactivación del café en la zona de Ahuachapán.
El ciclo de la siembra de café y el trasplante a la bolsa tarda 90 días, y requiere una temperatura de entre los 20 y 32 grados. Además, en un inicio se establecen dos riegos por día para que la planta vaya adquiriendo y formando sus tejidos.
Por otra parte, el proceso del café en crecimiento tarda tres meses. Un período que comprende desde la preparación del sustrato, la siembra de la semilla, la medición de humedad hasta el control de la temperatura, que sirve para el buen desarrollo del café y que sea lo más óptimo posible.
Según José Ernesto Arévalo, encargado de proyecto productivos FUNDAGEO Ahuachapán, son entre 80 y 90 hectáreas que a futuro se van a ir modificando y se ha proyectado reforestar 20 manzanas de café y cinco de cacao.
Arévalo explicó que estos proyectos se hacen en las zonas de influencia de LAGEO, siendo más de 50 comunidades como Los Rodríguez, Tacubita, Los Cruces, El Barro, entre otros beneficiados. Solo en creación de empleo el proyecto genera alrededor de 200 directos y cerca de 43,000 indirectos.
«El beneficio mayor es para las mujeres que son madres solteras y algunas con situaciones bastante particulares. Tratamos de apoyarlas, siempre que existan espacios para poderlas involucrar y mantener ese rol bastante dinámico», agregó Arévalo.
El trabajo de FUNDAGEO en la zona tiene como objetivo mantener el área de impacto lo mejor posible mediante obras de conservación, rescatar el ambiental y el sistema de cobertura vegetal, como el café y cacao, que son cultivos rentables para la generación de empleo y donde las mujeres juegan un rol bastante dinámico en las comunidades.
«La idea con este proyecto es recuperar el rol principal que la mujer tiene en la sociedad generando que vuelva a ser ese motor de las familias y, sobre todo, darle una mejor calidad de vida a las personas de la zona».
STEPHANIE DABOUB, DIRECTORA EJECUTIVA DE FUNDAGEO.
«El hecho de que FUNDAGEO apoye a las mujeres es una gran ayuda para nosotros, nos beneficiamos con este trabajo y sacamos el alimento para nuestros hijos, para nosotros y lo que ellos necesitan».
ANA MARÍA BORJA, VIVERISTA DE FUNDAGEO AHUACHAPÁN.