Situada a 71 kilómetros de la capital, Santa María Ostuma, en el departamento de La Paz, constituye una parte dulce del territorio nacional, dulce como el sabor de las piñas que ahí se cultivan y que le dan reconocimiento a este municipio.
En la Finca El Sauce II de esta localidad, Diario El Salvador conversó con don Salvador Beltrán, un agricultor con más de 40 años de experiencia que se dedica a la producción de esta preciada fruta, y reseña como pese a la tradición, este cultivo cayó en decadencia a principios de la década de 2000 debido al uso de las tierras para plantar cítricos y café, que en aquel momento poseían mejores precios en el mercado.

Fue entonces cuando gracias a la organización de los agricultores de la zona y el apoyo del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), se dio un giro al cultivo con la introducción de la variedad golden, más resistente a las plagas que las tradicionales de la zona: azucarón, castilla y hawaiana, entre otras, explicó Beltrán.
Cabe mencionar que los 40 pequeños productores de piña que se contabilizan en Santa María Ostuma, aún cultivan esas variedades, pero en menor medida, pero en la acualidad es la variedad golden la que más se produce.
En el caso de don Salvador, comenta que, para darles impulso a sus cosechas, en 2009 tuvo un primer acercamiento con el Banco de Fomento Agropecuario (BFA), a fin de conseguir financiamiento para su producción y adquirir el terreno donde actualmente se encuentra la Finca El Sauce II.
Se trata de una manzana de tierra en donde siembra 23,000 plantas de piña golden que se cosechan entre los 15 y 18 meses en el cultivo tradicional, aunque el agricultor detalló que el tiempo puede ser un poco menor si se realizan técnicas de inducción para acelerar la floración de la planta y la preparación de suelos, lo que permite obtener una cosecha cada 12 meses como mínimo.
Actualmente don Salvador distribuyen sus productos en el mercado local únicamente, pero considera quecon más apoyo de este tipo, los agricultores de la zona podrían abastecer la demanda nacional. Cada piña se compra según su peso, pagando $0.25 centavos por libra.

APOYO DEL BFA
Además, como a la mayoría de productores, don Salvador se enfrentó al reto que significa el cambio climático y la incidencia en la productividad de las tierras, tema que ha sido atendido de manera técnica y financiera por el BFA.
Gracias a la relación previa con la entidad estatal, el productor, fue beneficiado en 2020 con el programa «Establecimiento de una finca demostrativa de medidas de adaptación al cambio climático basadas en ecosistemas (EbA) en el predio Finca El Sauce II», que cuenta también con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para Medio Ambiente (Pnuma), con resultados exitosos.
«Ha mejorado un 40 % a 50 % porque si vemos a la fecha que estamos, las plantas se ven como si estuviera lloviendo», afirma don Salvador, quien se encuentra en etapa de cosecha en esta la última quincena de marzo.
En este sentido, el presidente del BFA, Marco Antonio Aldana, dijo el propósito de este tipo de apoyo es desarrollar prácticas de adaptación al cambio climático, que son económica y técnicamente viables para pequeños y grandes productores.
«La iniciativa es parte de un programa de microfinanzas que cuenta con el apoyo del Pnuma, el proyecto tuvo una inversión de $19,000 (con un aporte del BFA de $7,000), que se distribuyeron entre las dos fincas demostrativas, una en Santa María Ostuma y la otra en San Pablo Tacachico» indicó el funcionario.
«Hemos identificado estas prácticas que han sido validadas en diferentes condiciones en El Salvador y en otros países y, con modelos de financiamiento adecuados y la asistencia técnica oportuna podemos generar mayores capacidades de adaptación con nuestros clientes», añadió.
LAS MEDIDAS DE ADAPTACIÓN
- Sistema de riego: para producir en épocas secas, uso eficiente del agua
- Vivero mixto: diversificar ingresos y restauración de suelos
- Apicultura: diversificar ingresos y polinización
- Reservorio de agua: para producir en épocas secas y para ganado.
- Presa filtrante: controlar la erosión y arrastre de sedimentos.
- Diversificación de cultivos: diversificar ingresos y aumenta la biodiversidad.
- Sombra natural: Reduce riesgos por eventos climáticos extremos.
- Terrazas agrícolas: Aumenta superficie y productividad agrícola.
- Zanjas bordo: Reduce riesgos de inundación y deslizamientos.
- Obra de captación pluvial: garantizar el acceso al agua.