Una mezcla de olores se percibe al caminar en el corazón de San Salvador, justo en la Plaza de las Banderas del Mercado Central donde hay comedores en los cuales ofrecen diferentes tipos de comida y ventas de típicos, entre los cuales sobresale un olor a caramelo que atrae a las personas que pasan por la zona.
Se trata de a la Chilateria Mi Preferida, un negocio que por décadas ha enamorado el paladar de muchos visitantes que cuando realizan sus compras no dudan en tomarse un tiempo para degustar de las deliciosas recetas de dulces que ofrecen durante todo el año y de otras que son por temporada.
Entre ocho personas dan vida a este lugar que desde las 8 de la mañana tiene listos platillos como nuégados de yuca, nuégados de masa y buñuelos que son hechos con huevo; así como dulces de camote, chilacayote, plátano, ayote en miel y torrejas; productos que están disponibles de forma permanente.
Desde el mes de febrero hasta finales de abril incluyen en su menú otros platillos de temporada como mangos, jocotes y melocotones en miel, es decir cuando hay cosecha de estas frutas. Esos platillos los venden a $1, según explicó el propietario José Abelardo Callejas.
El pan en miel
La torreja, torrija o pan en miel es un platillo que se acostumbra a consumir con el inicio de la cuaresma, para contrarrestar el sabor salado de las diferentes recetas que se comen del pescado seco; una tradición de la religión católica que se respeta mucho por los fieles quienes no consumen carnes rojas los días viernes porque existe una creencia simbólica que esto representa la carne azotada y el sufrimiento al que fue sometido Jesús.
En muchos de nuestros pueblos, las torrejas son preparadas de forma particular con leche y vino y sirven como alimento para las mujeres que acaban de parir.
Independiente de su origen, lo cierto es que las torrejas se han convertido un platillo muy buscado por los salvadoreños, al punto que muchos comedores y restaurantes lo incluyen en su menú durante la temporada.
En el negocio de Callejas es un platillo que se puede degustar durante todo el año y que preparan con una receta muy tradicional en la que utiliza rebanadas de tortas de yema, pero explica que también se puede utilizar pan de caja lo cual dependerá del gusto de cada persona.
El procedimiento de esta receta consiste en untar de huevo batido las rebanadas de pan para ponerlas a freir en una sartén con aceite pero que no esté muy caliente para que no se peguen, para luego sacarlas y ponerlas a escurrir mientras se prepara el dulce.
En otra cacerola se coloca agua, dulce de atado, azúcar, canela, pimienta, vainilla y unas gotitas de limón hasta que se mezclen mientras se ponen a hervir; cuando la sustancia ha agarrado un color miel y ha espesado un poco se sumergen las torrejas para que agarren el sabor de la miel.
Algunas personas que hacen este platillo las dejan adentro de la miel; pero, en la mayoría de negocio las colocan a parte y hasta que las sirven las bañan nuevamente con la miel, debido a que cuando son muchas se corre el riesgo que se deshagan.
El platillo está listo y tiene un precio de $1 el cual se sirve con un delicioso chilate, una bebida que se sirve en un recipiente artesanal hecho de morro.
De acuerdo con Callejas la forma de preparar el chilate es la siguiente: «Se pone a tostar una parte del maíz, la otra parte se pone a salcochar y yo le pongo anís, jengibre, pimienta y canela para luego mandarlo al molino», menciona Callejas quien agrega que son varios detalles que hay que tomar en cuenta para preparar estos platillos.
La base de todos los platillos
«Desde que vengo, a las cinco de la mañana me pongo a preparar la miel que es la base de todos los platos que vendemos, y para hacerla lo que hacemos es poner el dulce en agua al fuego y ahí usted le da el toque con canela y pimienta y ya después hay que estarla moviendo para que no se pegue hasta que espese», explica el cocinero quien agrega que la clave es que la miel no quede ni muy líquida, ni tampoco muy espesa.
En su negocio acostumbran a ocupar entre 12 y 15 atados de dulce que compra a otro comerciante del mercado que, a su vez los lleva desde San Vicente. Esa cantidad de producto ocupa para empezar con las recetas de la mañana, pero en el día van cocinando más según la demanda que tengan.
«La gente cree que este es un platillo para la tarde porque así lo comen en sus casas pero aquí en el mercado hay muchas personas que lo compran en lugar de un tiempo de comida y otros clientes que lo compran desde muy temprano para llevarlos a sus casas; aunque allá se lo comen en la tarde con un cafecito o se llevan de acá el chilate», comentó.
Los productos de esta chilateria son muy buscados que algunos de sus clientes le solicitan en grandes cantidades para llevarlas a Estados Unidos. «Seguido me vienen a comprar los clientes porque llevan a Estados Unidos; solo ayer vino un señor que me llevó $40 dólares de torrejas y $10 dólares de jocotes y $10 dólares de mangos», contó.
Según el vendedor, el éxito de este negocio es la calidad de sus productos porque los hacen todos los días «nos gusta ofrecer platillos recién hechos. Usted sabe que, si uno trabaja bien y aseado, la gente vuelve y lo recomienda con sus conocidos».
Recetas que han pasado de generación en generación
La Chilateria es un negocio familiar que tiene más de 50 años de experiencia, tiempo en el que han enseñado las recetas de generación en generación y con las cuales han consolidado a su clientela. «Esto viene de herencia, primero fue mi abuela, después fue mi mamá y ahora que quedé yo; pero yo también estoy tratando que mis hijos aprendan cómo es esto para que puedan seguir y también sea su sustento», menciona Callejas.
«Yo espero que primeramente Dios que mis hijos pongan atención en esto para que el día de mañana la tradición siga siempre adelante, no perderla, porque esto no solo es un negocio es una tradición religiosa y familiar», menciona el comerciante, quien muy amable invita a los visitantes a sentarse en sus mesas para que disfruten de sus platillos.