La salida del seleccionador Carlos De los Cobos de la dirección técnica de la Selecta tiene muchas aristas. Los números lo respaldan, pero la realidad es que no jugaba bonito su equipo y eso le restó credibilidad a su trabajo, en demasía, ante la prensa y la afición. Sin embargo, en 34 meses al frente de la Azul, el mexicano ganó 15 partidos, perdió siete y empató dos. Nada mal, y a eso le agregamos que deja al equipo nacional clasificado a la Copa Oro, metido en la Liga A de la Liga de Naciones de la Concacaf y en ruta hacia el Mundial de Catar 2022.
La segunda venida del mexicano al país para dirigir a la selección nacional no contó con el respaldo de la primera vez, que fue hace más de 10 años. Hoy, seguro que no habrá canciones de apoyo para intentar que la decisión de irse dé marcha atrás.
Es que en 2018 llegó con una imagen desgastada. Durante el Mundial de Brasil 2014 reconoció que fue él quien ordenó a los jugadores de la selección que fingieran lesiones en un partido contra Costa Rica, mientras se jugaba la Copa Centroamericana 2009. Una mentira que estuvo oculta por muchos años y que fue una vergüenza para nuestro fútbol.
Luego, de nuevo en el cargo en esta segunda etapa, hubo otra mentira, que la intentaron tapar todos, pero Carlos De los Cobos también estuvo involucrado. Es sobre los actos de indisciplina ocurridos en Santa Lucía, donde un grupo de jugadores hizo desórdenes en el hotel donde se hospedaban y trataron de ocultarlo.
Entiendo al entrenador que no quiso echar de cabeza a sus jugadores. Es el lado paternal que siempre transmitió a su equipo, pero creo que se equivocó. La vida es cruel y hay que saber cómo actuar, hacerlo con sensatez para que la opinión pública no sea voraz, porque recuerdo que la relación entre un extécnico de la selección —de quien no voy a mencionar su nombre, pero no ganó ningún partido— con sus jugadores terminó muy mal porque no los apoyó.
El desgaste para De los Cobos ha sido grande en este capítulo que ya está cerrado, y va a continuar así porque en junio, cuando a la selección le corresponde solventar sus dos últimos juegos de esta primera ronda de eliminatorias, vendrá una nueva convocatoria de jugadores de una base que ahora está quebrada por el tema de los incentivos económicos. Le tocaría lidiar con eso o decidir si hay algunos jugadores que no estarán más. Porque de ese problema tuvo que tomar decisiones que parecen mínimas pero son valiosas, como quitarle el gafete de capitán a Henry Hernández, quien parecía su jugador de confianza.
Lo mejor es que se haya ido, profe. Respeto su trabajo, pero este equipo necesita que se le explote en otras manos. Sonó el nombre del colombiano Eduardo Lara, un candidato que a mí me gustaba, pero al final la Fesfut se decidió por Hugo Pérez, otro entrenador que dejó una buena presentación en el preolímpico de Guadalajara.
Como siempre, ahora tocará correr, porque De los Cobos se va cuando faltan unas cinco semanas para retomar las actividades de la eliminatoria mundialista, que serán cruciales y que definirán si continuamos en la ruta o si se acabó por enésima vez el sueño de estar en otra fiesta del fútbol.