Arena, sol, el mar azul y espuma blanca hay en muchas costas de El Salvador, pero la belleza del área natural protegida (ANP) de Los Cóbanos, en Sonsonate, es paradisíaca.
Ubicada a una hora con 30 minutos de San Salvador, saliendo por la carretera hacia Los Chorros, en el municipio de Acajutla, le espera esta zona de arena blanca de grano grueso, combinada con corales, conchas y piedras pómez molidas.
Son alrededor de 15 playas las que conforman esta ANP, además del arrecife de coral, manglares y bosque, explica Karen Cáceres, guardarrecurso del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y Fiaes.
El ser área protegida no limita su acceso a los veraneantes, pero sí les conlleva una mayor responsabilidad para que el ecosistema no se vea afectado y siempre se pueda disfrutar de ese espacio con el que la naturaleza premió a los salvadoreños.
Para visitar en estas vacaciones, proponemos dos playas que están juntas: Los Cóbanos y El Faro. Al entrar por una vereda de polvo, que nada descubre la belleza que aguarda al final, está una hilera de restaurantes que dan paso a apacibles aguas con pequeños tumbos que se adornan con una final línea de espuma, y como en una pista de baile sincronizado lanchas que descansan o aguardan para ir a pescar.
El agua es clara y la arena amarillenta, los perros se echan buscando la sombra entre las lanchas ancladas y se les ve plácidos cuidando el transporte de su amo. Aunque la mayor parte del tiempo estas devengan pescando mar adentro, también están disponibles para los turistas.
El paraíso aguarda
Separadas por una peña volcánica, a unos metros, está playa El Faro o del amor, llamada así porque hubo un momento en el que era muy poco conocida y un espacio ideal para un momento a solas entre las parejas. No era para menos, el lugar es un pequeño paraíso con la arena decorada por los corales y las conchas que con marea baja resplandecen con destellos al sol. Enfrente está el mar, de olas tranquilas, que llegan cada tanto y muy despacio para hacer más placentera la visita a los turistas.
Las olas son detenidas por rocas negras, vestigios de la erupción del volcán Ilamatepec, y que ahora adornan el mar y hacen una especie de pequeñas pozas en la que los visitantes pueden sentarse o simplemente flotar como en una piscina. El agua es clara, en la hora más caliente, al mediodía, se mantiene fresca.
«Aquí tenemos el único arrecife en el país con corales duros y blandos. En mayo empieza la temporada de anidación de tortugas. Tenemos arena de grano grueso por la concha molida, es un cementerio de colares duros. Es un área protegida que requiere cuidado de todos», explica Karen.
Esta playa, la igual que las otras protegidas, cuentan con restricciones para los visitantes en la procura de la conservación del ecosistema. Además de no tirar basura, los rótulos ubicados en varios puntos piden no extraer ningún recurso como corales, conchas, arena, cangrejos, peces o «cualquier otro organismo».
Aquí anidan tortugas de cuatro especies, todas en peligro de extinción: baule, prieta, golfina y carey. Desde 2009, se estableció una veda total de los huevos de tortuga y cualquiera de sus derivados para protegerlas. En esta playa, por las rocas que sirven de diversión para los humanos, las tortugas también las aprovechan por las noches, cuando desovan enterrando sus potenciales crías.
Para ayudarlas a seguir siendo parte del ecosistema, Karen comenta que cuentan con dos viveros liderados por pescadores locales que han decido utilizar todo su conocimiento para reubicar los nidos y mantenerles la temperatura para que nazcan y se reproduzcan.
Al nacer, las pequeñas tortugas son liberadas en la playa. Según la teoría, solo una de cada mil tortugas llegará a la edad adulta que es entre los 15 y 20 años, comenta Karen.
Este paraíso natural en Acajutla espera a los veraneantes en Semana Santa y los invita a cuidarlo.
Paseos en lancha. Óscar Peraza es uno de los 61 guías turísticos certificados por el Ministerio del Ambiente. Su operadora de turismo sostenible es Tours Maguellón, con su lancha puede hacerse un recorrido pequeño a Salinitas, por $5 cada persona; pero también puede llevar, en temporada, al avistamiento de ballenas, delfines y tortugas por $40 cada persona. Para los más aventureros, que gustan de la pesca artesanal con línea de mano o pesca deportiva adentrándose hasta 35 millas, tiene un valor de $150, más gasolina para un grupo mínimo de 4 y un máximo de 8 personas. Para esta expedición, la salida es a las 7 de la mañana y regresan a las 3 de la tarde. Los peces que encuentran son dorado, marlin y vela. Para solicitar información se puede llamar a Óscar al 7858-5001 o consultar las redes de la operadora.
El Mini Tiburón. Si la visita es del día, el restaurante Mini Tiburón los espera con platos de pescado frito con precios de $6 a $15, camarones al ajillo o empanizados por $9, filete de pescado por $7, mariscada en crema o natural por $13, los cócteles de conchas por $6 y de camarón, caracol o pulpo por $10. La vista de este lugar desde la terraza, en segunda planta, es una promesa de adiós al estrés y desconecte de la ciudad y lo cotidiano. Para reservar su mesa o tener más información sobre el restaurante, David Hernández, su administrador, puede atenderlos al 7006-9136.
Hotel Los Cóbanos. Aquí también puedes disfrutar de la estadía en Hotel Los Cóbanos con salida directa a esta parte de la playa. La estancia por noche para una habitación espaciosa con tres camas es de $85 y $65, la diferencia de precio radica en que la primera tiene aire acondicionado y la segunda opción ventiladores. El lugar cuenta con ocho habitaciones y tiene a disposición restaurante con mariscos, platos fuertes y postres para satisfacer a sus clientes. Cuenta con parqueo, una piscina interna y la salida directa a la playa. Mari Villatoro es administradora del lugar y comenta que para hacer la reservación puede hacerse con 24 horas de anticipación al 7579-8551.
LO QUE ENCUENTRAS EN LA PLAYA ES DE LA PLAYA
Los guardarrecurso, como Karen Cáceres, hacen rondas y con más frecuencia ahora en las vacaciones para que los veraneantes cumplan con las normas del área. Su trabajo es proteger el ecosistema, que es finito, y que si no se cuida puede impactar también en la vida de los cetáceos que llegan por temporada y a las tortugas que anidan sus huevos.
Su trabajo es hacer conciencia y educar sobre la importancia que tiene cuidar el espacio y no llevarse o extraer ningún recurso. Durante el recorrido junto a «Diario El Salvador», Karen observó que un jovencito recolectó varios corales. Ella se acercó y explicó las razones por las que no era posible que se los llevase, él y su papá entendieron que además de la restricción de ley, está la conciencia de no destruir el ecosistema. Luego del decomiso, ella regresó los corales al mar.
«Invitamos a la población que si nos visitan para la temporada de vacaciones, pues, que sean respetuosos con la naturaleza especialmente con esta área natural, que es única, y tiene recursos bien importantes que sirve para todo el equilibrio del ecosistema», solicitó.
Los guardarrecurso también acompañan a los investigadores o científicos que visitan el arrecife de coral. Las estampas son del biólogo marino Wilfredo López.