Medardo González, exsecretario general del partido FMLN, aseguró ayer en la entrevista de la radio 106.9 FM que la guerra civil, que causó más de 75,000 muertos, fue necesaria para El Salvador, así como la ofensiva final Hasta el Tope y punto, ejecutada el 11 de noviembre de 1989 y que medios internacionales catalogan como la más violenta en la historia de El Salvador.
Solo la noche del 11 de noviembre se registraron al menos 26 soldados, 41 rebeldes y 130 civiles heridos a causa del mayor enfrentamiento que lanzó el partido de izquierda, según informes de medios de comunicación nacionales e internacionales de la época.
Pese a esto, González aseguró ayer que las acciones de la guerrilla fueron justificables para lograr la paz en El Salvador y que su partido tuvo que sacar sus fusiles porque no le parecía lo que el Gobierno de la época estaba ejecutando.
En otras palabras, lo que intentó justificar el efemelenista es que el partido rojo buscó la paz a través de la guerra y que todas las muertes que provocaron con su ofensiva armada contribuyeron a buscar un camino para construir los Acuerdos de Paz.
Esa misma postura sostuvo su colega José Luis Merino, exdirigente del FMLN, quien alegó y atribuyó a su partido la firma de los Acuerdos de Paz de 1992.
«La ofensiva de 1989 transformó a El Salvador y nos abrió un camino para ir transformando una nación libre y soberana, que se llegó a concretar en las dos victorias electorales que el FMLN obtuvo», dijo.
Sin embargo, de acuerdo con analistas, historiadores y políticos, estos acuerdos solo se crearon para atender los intereses de las cúpulas partidarias, debido a que en los años de posguerra El Salvador siguió siendo una nación violenta y atemorizada por grupos armados y luego por pandillas que surgieron a partir de los estragos de la guerra civil.
Además, a través de investigaciones y casos vigentes en la Fiscalía General de la República se ha conoc do que dichas estructuras criminales funcionaron por años con financiamiento y treguas con funcionarios efemelenistas, que vendieron vidas de salvadoreños a cambio de votos.
Para el caso, los expresidentes e integrantes del FMLN Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, quienes son señalados de negociar con pandillas, actualmente están asilados en Nicaragua, ya nacionalizados, tras huir de la justicia salvadoreña.