Madonna lo dio todo en Rio de Janeiro al repasar su carrera de cuatro décadas en un histórico show que hizo vibrar la mítica playa de Copacabana repleta de gente.
La artista estadounidense de 65 años cerró de The Celebration Tour en una noche calurosa, en la que derrochó energía y mezcló música con performance, cabaret y baile.
#DeDiversión | ¡Una alfombra humana! Miles de personas están a la espera de que aparezca en escenario la Reina del Pop, #Madonna. Esta noche se presentará de manera gratuita en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, #Brasil, poniendo de esta manera punto final a su gira… pic.twitter.com/wC7dQ44cpo
— Diario El Salvador (@elsalvador) May 5, 2024
Pasadas las 11:30 p.m. locales llegó al escenario de 800 m2 por una larga pasarela elevada desde el emblemático hotel Copacabana Palace, donde se aloja desde que llegó el lunes a la ciudad.
Su interpretación de «Nothing Really Matters», un himno a la resiliencia, fue el inicio de un derroche de energía brutal.
«¡Aquí estamos, Rio, ¡el lugar más bonito del mundo!», saludó la diva, que arrancaba lágrimas de emoción en el público, que se preveía alcanzara 1,5 millones.
«Holiday» le sirvió para recordar sus inicios, cuando llegó con $35 en el bolsillo a Nueva York, pero «con un sueño».
Con decenas de cambios de decorado y trajes, espectaculares luces y muchas pantallas gigantes a lo largo de la playa, Madonna dejó constancia de su infinita capacidad de innovar.
Pasó de colegiala de minifalda a católica irreverente con su capa negra mientras luminosas cruces daban vueltas a su alrededor, en «Like a Prayer», un tema que le costó la excomulgación de la Iglesia católica.
En «Live To Tell» rindió un homenaje a víctimas del sida, entre ellos Freddie Mercury y el legendario músico brasileño Cazuza.
Siguieron simulacros de masturbación y mandalas humanos de bailarines que emitían sensuales gemidos sobre música electrónica…
Porque la Madonna erótica tuvo un rol preponderante hasta cuando agradeció a Rio, «que ama hasta mi ‘pussy’».
Y le siguó la Madonna madre, que presentó con orgullo a su hija Mercy James mientras tocaba el piano.
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