Tantos sueños y esperanzas rotas, obligados a emprender un camino difícil, separándose de sus familias para llegar a tierras estadounidenses. Desde hace 30 años, millones de salvadoreños han tenido que salir del país en busca de mejores oportunidades, expulsados por las políticas de gobiernos negligentes.
Reunirme con nuestra querida diáspora fue mi primera acción al llegar a Estados Unidos. Me han compartido tantas historias de lucha; salvadoreños que han luchado sin descanso para poner su propio negocio, otros que les ha tocado trabajar en cocina, construcción, empezando desde abajo, pero escalando gracias al deseo de superación que tanto nos caracteriza, recibiendo el reconocimiento de los estadounidenses como gente laboriosa y emprendedora, como buenos hijos que no se olvidan de su tierra.
Me llena de mucha satisfacción representar a nuestros hermanos que ponen en alto el nombre de nuestra patria. Profesores, cocineros, empresarios, encargados también de altos rangos en importantes corporaciones, hombres y mujeres que se preparan para llegar a la luna y escalar la montaña más alta, todos salvadoreños de corazón.
Falta mucho que hacer para reconocer su esfuerzo y entrega, pero —a diferencia de un par de años atrás— hoy cuentan con un Gobierno donde más que ideologías soluciona los problemas de sus ciudadanos dentro y fuera de sus fronteras.
En esta línea, no puedo dejar de mencionar la noticia anunciada por el secretario de Seguridad Nacional de EE. UU. de otorgar más visas de trabajo temporales para salvadoreños y otros países.
Entre Honduras, Guatemala y nuestro país serán 6,000 visas que contribuirán a crear una migración regular y a la recuperación de tan duro golpe económico y social que nos ha causado esta pandemia.
Quiero agregar también que seguimos tendiendo puentes y estamos trabajando juntos con Ocean City, impulsada por las mismas autoridades del estado de Maryland, donde se reciben grandes flujos de visitantes. Ocean City es una de las ciudades más importantes en el sector turismo de Estados Unidos.
En el encuentro que tuve con ellos recibí con mucho entusiasmo su reconocimiento por una de las grandes fortalezas que tenemos como salvadoreños: la calidad de su trabajo, pero sobre todo la calidad de personas que somos.
Están entusiasmados por contar con la calidad de nuestra mano de obra y juntos estamos en el proceso para lograr que estudiantes salvadoreños puedan aplicar a visas J-1 y formar parte de un selecto grupo que participa en intercambios culturales y laborales en turismo, donde además de recibir ingresos tienen la oportunidad de adquirir experiencia para regresar a El Salvador y contribuir con el desarrollo que estamos logrando gracias al trabajo que hacemos acompañando al presidente Nayib Bukele.
Vamos con avances, paso a paso, y no me cabe duda de que el país que estamos construyendo es aquel que por décadas nos negaron.