A meses de cumplir 200 años de nuestra independencia, en la que se derramó mucha sangre para lograr la libertad y autonomía de nuestro querido El Salvador, que ha sido víctima de saqueos, corrupción y de gobiernos militarizados en los que se hacía y deshacía, aunado a los últimos 30 años de gobiernos del FMLN y de ARENA, solo son una pequeña muestra de la corrupción que ha imperado en nuestro país, pese a tener una Constitución bastante justa, esta no ha sido cumplida y respetada como debería ser, alguna vez te has preguntado: ¿cuántos presidentes ha tenido nuestro país? y ¿por qué algunos apellidos de gente de dinero se escuchan más? Pues les cuento, algunos cuando fueron presidentes, como el caso de Tomás Regalado, se apropiaron de muchos bienes del Estado y se enriquecieron a base del trabajo de nuestros ascendientes. El parasitismo estatal ha estado impregnado siempre en el erario público salvadoreño.
Vino la guerra de 12 años y bañaron de sangre a nuestro pueblo; se hizo el acuerdo de Chapultepec y los que andaban matando gente escondidos en la montaña tuvieron un lugar en la Asamblea Legislativa como diputados. Los asesinos de los diferentes bandos empezaron a comer juntos y a hacer negocios ilícitos debajo de la mesa. De pronto, el descalzo de la montaña se convirtió en el don de la política untado hasta el alma de la sangre de inocentes.
Pero el poder no es eterno, el ciclo de estos políticos llegó a su fin. Cuando vi a Nayib Bukele gobernando la capital, le vi cierta luz que lo hacía diferente a los otros políticos. Sin embargo, hubo un momento en que sesgada por las opiniones de algunos políticos que respeté, en algún momento, influyeron mucho en mí, decidí apoyar a su contrincante; así mismo, escribí en una ocasión que Carlos Calleja no era contrincante para Nayib Bukele, pues siempre lo vi demasiado pacífico y manejable por sus financistas.
Sin embargo, una puerta a una nueva era política se estaba iniciando. Al observar la forma de gobierno, me fui enterando de que las cosas iban a tomar un rumbo de evolución marcadas por un liderazgo no antes visto. La capacidad de Nayib Bukele de mover masas solo con su liderazgo es indescriptible, porque lo hace con una metodología donde pone en primera categoría el bien común, genera esperanza y confianza en nuestro pueblo y resuelve las cosas en el momento, eso lo hace muy grande. Su liderazgo está trascendiendo a otros países y su mensaje es la de un «libertador contemporáneo», pero a diferencia de otros grandes liderazgos que hemos admirado en la historia del mundo, es que los otros se mancharon las manos de sangre y Nayib Bukele mueve al pueblo solo con su palabra y sus acciones humanizadas. Veo el futuro con esperanza, que nos desarrollemos y seamos un ejemplo de nación.