El área de San Salvador, que actualmente conocemos o identificamos en los trazos de los mapas, es el resultado del crecimiento de una ciudad que inició con la llegada de los españoles y que con el tiempo ha presentado modificaciones de expansión importantes porque nos da un panorama gráfico de su desarrollo de antes y después de la independencia.
Para hablar del territorio de San Salvador es importante hablar de los primeros intentos por fundar la primera ciudad.
Uno de esos intentos ocurrió en 1524 durante la época de la conquista, en una expedición no documentada que hizo el español Pedro de Alvarado en un asentamiento indígena denominado señorío de Cuzcatlán.
La ubicación exacta no ha sido establecida porque la iniciativa de establecerse duró muy poco debido a una rebelión desatada por los indígenas que allí habitaban, según se detalla en el archivo de Guatemala, que es la única evidencia que existe al respecto.
Una segunda oportunidad para instaurar la ciudad se registró en el valle de La Bermuda, a unos 10 kilómetros al sur de lo que ahora conocemos como Suchitoto, donde se estableció la Villa de San Salvador.
Allí se erigió lo que conocemos ahora como Ciudad Vieja, donde tardaron solo 15 días para definir los trazos en retícula que era muy común en el resto de la América Hispana, según se establece en la investigación publicada en el tomo 38 de la revista Entorno.
Desde esos trazos partieron para levantar la plaza principal, una iglesia y algunas casas para morar, que llegó a tener una extensión aproximada de 45 hectáreas (64 manzanas), según detalló el historiador y religioso español Antonio Remesal.
La villa estuvo habilitada durante 17 años hasta que los pobladores poco a poco la fueron abandonando debido a que el suelo no era fértil y no había un recurso hídrico cercano que abasteciera las crecientes necesidades de la población durante el verano. En ese lugar quedaron los vestigios de la ciudad, lo que permitió que posteriormente se trazara un mapa interpretativo del área.
La población se desplazó hacia el Valle Zalcuatitán que luego fue rebautizado como Valle de las Hamacas, donde erigieron lo que denominaron «La Aldea», es decir el grupo de las primeras casas que se construyeron en las cercanías del río Acelhuate, en una hondonada entre las cuestas de Palo Verde y La Vega.
De forma paralela se empezó a construir el trazo de la nueva urbe que inició con la Plaza de Armas y el mercado que ahora se conoce como la Plaza Libertad, situada entre la 2.ª y 4.ª calle oriente y entre la 4.ª y 6.ª avenida Sur; al mismo tiempo se construían las bases de la iglesia parroquial, que actualmente es la iglesia El Rosario, el cabildo o palacio municipal y los primeros portales.
Desde esa cuadra se empezaron a trazar las principales calles de la villa que en 1546 obtuvo el título de ciudad, que fue concedido por el rey Felipe.
Para el año de 1594, la ciudad sufrió un terremoto del cual se conservan algunos documentos que relatan el hecho y que motivaron al historiador y docente Jorge Lardé y Larín, en pleno siglo XX, a crear un mapa interpretativo que contemplaba 25 manzanas donde se estima que estaban asentados aproximadamente 3,500 habitantes.
Lardé y Larín también creo otro mapa interpretativo de lo que fue la ciudad de San Salvador en el año 1807, es decir solo 14 años antes de la independencia. En ese momento se estima que habían construidas unas 55 manzanas y la ciudad contaba con aproximadamente 11,500 habitantes, una información incluida por el corregidor intendente de la Provincia de San Salvador en su informe «Yntendencia de Yndias».
En el año de la 1821, en el periodo de la independencia, la ciudad solo había crecido unas siete manzanas.
En el primer centenario de la independencia de El Salvador, es decir en 1921, se estima que la ciudad capital ya contaba con unas 250 manzanas. Ya se vislumbraba un rápido crecimiento poblacional como consecuencia del desplazamiento interno y la estabilidad económica por el buen precio del café.
La ciudad se recuperaba de dos terremotos fuertes ocurridos en 1917 y 1919 por lo que había muchas casas de madera y lámina.
Posterior a eso, el crecimiento de la ciudad de San Salvador ya no se podía medir en manzanas. La única manera de tener una idea de la expansión era identificando las nuevas áreas urbanas como la colonia Layco, que se construyó en los años sesenta.
Una década después se construye la colonia Miramonte y los alrededores del bulevar de Los Héroes; mientras que en los ochenta los proyectos urbanísticos se paralizan debido a que el país se encuentra en guerra y el gasto público tiene entonces otras prioridades.
Sumado a eso, se registra el terremoto de 1986 que provocó la destrucción de casi todo el barrio El Centro, por lo que la banca y el comercio formal poco a poco fueron saliendo del centro capitalino y se ubicó en otras zonas como los alrededores del Salvador del Mundo y el Paseo General Escalón. Mientras tanto, la infraestructura del centro se empezó a subutilizar o se ocultaba entre las ventas en las calles.