En El Salvador, la Asamblea Legislativa aprobó que el bitcóin sea una moneda de curso legal y estipuló un plazo de tres meses para preparar las condiciones para que esta disposición se ponga en práctica. Varios días después, el presidente Bukele anunció que el Gobierno crearía una billetera digital para que los ciudadanos puedan hacer sus transacciones con bitcóin desde su celular. Para incentivar el uso de esa billetera digital el Gobierno entregará $30 en bitcóin, luego de registrarse con el documento de identidad, huellas digitales y reconocimiento facial.
El bitcóin es una moneda digital privada que está diseñada para que no la controlen los gobiernos, lo que dificulta o anula el control financiero del lavado de dinero obtenido por los traficantes de narcóticos o de personas, pero también de los que se benefician de la corrupción en cualquiera de sus formas; disminuye la capacidad de los gobiernos de hacer efectiva una política monetaria que asegure la estabilidad económica y la inversión productiva; afecta significativamente el negocio del sistema bancario nacional; es una moneda digital muy volátil, cuyo valor sufre fuertes cambios en el mercado financiero internacional.
El Gobierno salvadoreño pretende hacer una modernización del sistema financiero y disminuir el costo de transferir las remesas familiares utilizando una moneda digital, aunque un 80 % de salvadoreños prefiere recibir sus remesas en dólares.
Se debería aprovechar el hecho de que la Ley Bitcóin como moneda de curso legal se aplicaría hasta septiembre para analizar la factibilidad que en vez de bitcóin se utilice una moneda digital del Banco Central (CBDC), respaldada por reservas en dólares y una tecnología eficiente.
Las ventajas de una moneda digital del Banco Central son las siguientes: una disminución de la economía sumergida, ya que las transacciones de alto monto se pueden controlar; contribuye a la estabilidad económica del país; tiene bajos costos de uso y almacenamiento; permitiría mejorar la efectividad de la política monetaria en la medida que el Banco Central abra cuentas de particulares y empresas; no necesita utilizar la tecnología de «blockchain» (un registro único, consensuado y distribuido en varios nodos de una red), la cual requiere un alto consumo de electricidad, recurso que en la actualidad es muy escaso y poco estable en el país.
En la actualidad existen algunos países cuyos gobiernos están emitiendo una moneda digital del banco central: el ciberyuang en varias provincias de China se está ofreciendo a bancos comerciales y a otros operadores financieros, luego el público la utilizará en las billeteras electrónicas; el Sand Dollar en Bahamas; San Cristóbal y Nieves, Antigua y Barbuda, Santa Lucía y Granada; Estados Unidos está haciendo una prueba piloto con el Fedcoin; otros 45 países están analizando la factibilidad de hacerlo, entre ellos se encuentra Suecia y la Unión Europea. El principal motivo de esta actitud es que algunos bancos centrales temen que la disminución en el uso de efectivo como medio de pago, que se ha visto acelerado durante la pandemia, acabe dejando a un lado los billetes y las monedas que ellos emiten, creando una excesiva dependencia del dinero y los medios de pago privados.
El uso de este tipo de moneda digital en el país sería más aceptable por los organismos financieros internacionales que proporcionan préstamos, para la estabilidad y desarrollo económico, que tanto necesitamos.